
#OpiniónPolítica | Jorge Montejo
6 de agosto de 2025
Con la solemnidad de quien cree estar refundando la historia, el presidente de Morena en Hidalgo, Marco Rico, encabezó una serie de reuniones “estratégicas” en Pachuca y Mineral de la Reforma. La consigna era clara: formar los nuevos comités seccionales. El detalle: no invitar a las bases de izquierda. Ni por error. Ni por nostalgia. Ni por cortesía.
A cambio, eso sí, la convocatoria incluyó a una variedad pintoresca de perfiles “afines” a su grupo político. Algunos con historia, otros con pasado… priista. Todos unidos por un mismo mérito: su fidelidad al nuevo maximato local de quienes reparten los cargos como si fueran boletos para una rifa que ya tiene ganadores desde antes de imprimir los números.
Paradójicamente, perfiles históricos de Morena como el doctor Patiño —fundador y militante de convicción— no solo fueron excluidos de estas reuniones, sino que recibieron puestos de quinta categoría en el Gobierno estatal, con la única finalidad de desactivar su voz crítica y marginarlos de las decisiones importantes. Ni siquiera fue tomado en cuenta para la formación de estructuras, como si su historia en el movimiento no contara.
Pero lo verdaderamente revolucionario —y no en el sentido leninista— fueron las fotografías que presumieron en redes. Porque, pese a los discursos de unidad y fuerza transformadora, los likes no mienten: ni juntando las imágenes de todos los asistentes rebasaron los 40 “me gusta”. Un testimonio claro de que sin la sombra de Andrés Manuel López Obrador, el morenismo local no llena ni un Vocho 64. Y eso contando al chofer, al fotógrafo y a los expriistas incluidos.
Porque si algo ha demostrado esta “nueva” dirigencia estatal, es que el ideal de un movimiento popular puede subordinarse sin pudor al amiguismo, al pragmatismo electoral y al reciclaje de cuadros del viejo régimen. La gente que fundó Morena, que voló papalotes con AMLO cuando nadie daba un peso por él, hoy está condenada al olvido… o a ver las asambleas desde fuera, mientras los nuevos conversos reparten cargos como si fueran indulgencias.
La formación de los comités seccionales, por tanto, no solo es una anécdota burocrática: es un termómetro de quién manda, a quién se premia y, sobre todo, a quién se margina. Porque en Hidalgo, la izquierda sigue siendo la eterna convidada que no llega a la fiesta. O peor: la que no dejan pasar al salón, aunque haya sido la que puso las sillas, las mesas y el mantel.
Pero no hay que perder la esperanza. Tal vez un día la dignidad militante tenga más impacto que los algoritmos. Mientras tanto, a los que lucharon desde abajo les toca ver cómo, una vez más, la 4T se estaciona… en doble fila y con placas vencidas.
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Posdata: Todavía es muy temprano para la sucesión en Hidalgo, aunque algunos ya anden de gira con perfiles que no llenan ni un Vocho. Como solían decir los viejos políticos, el que se mueve antes de tiempo… simplemente no sale en la foto. Al gobernador Menchaca aún le queda mucho tramo por delante, y es precisamente en su sexenio donde debe desarrollarse, completa, la transformación que se prometió: desde la inevitable decepción, hasta la posibilidad real de un cambio verdadero. Y hay que decirlo claro: los personajes que hoy aparecen en las fotos no representan ni la profundidad del desencanto… ni mucho menos la esperanza del cambio, por lo que seguramente surgirán nuevos perfiles que realmente los respalde la gente después del tercer informe del ejecutivo, por lo que pueden haber sorpresas.
Posdata: Todavía es muy temprano para la sucesión en Hidalgo, aunque algunos ya anden de gira con perfiles que no llenan ni un Vocho. Como solían decir los viejos políticos, el que se mueve antes de tiempo… simplemente no sale en la foto. Al gobernador Menchaca aún le queda mucho tramo por delante, y es precisamente en su sexenio donde debe desarrollarse, completa, la transformación que se prometió: desde la inevitable decepción, hasta la posibilidad real de un cambio verdadero. Y hay que decirlo claro: los personajes que hoy aparecen en las fotos no representan ni la profundidad del desencanto… ni mucho menos la esperanza del cambio, por lo que seguramente surgirán nuevos perfiles que realmente los respalde la gente después del tercer informe del ejecutivo, por lo que pueden haber sorpresas.