
Maria Gil
26 de septiembre de 2025
La Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo decidió sumarse al proceso de revocación de mandato que impulsa el Instituto Estatal Electoral (IEEH), con un llamado a no poner obstáculos en la ruta legal que definirá si el gobernador Julio Menchaca se mantiene en el cargo. La institución, encabezada por el rector Octavio Castillo Acosta, firmó un pronunciamiento en el que asegura respaldar el ejercicio ciudadano y reiteró su disposición a trabajar en conjunto para garantizar que se cumpla con la normatividad electoral.
El acto contó con la presencia de la consejera presidenta del IEEH, María Magdalena González Escalona, y de los consejeros electorales Laura Aracely Lozada y Alfredo Alcalá, quienes insistieron en que ninguna persona, institución o servidor público debe usar recursos humanos, financieros o materiales para entorpecer o manipular el proceso. La advertencia resulta significativa si se considera que, en el pasado, los ejercicios de participación ciudadana en Hidalgo han estado marcados por la sospecha de intervención gubernamental o de intereses políticos.
Desde la universidad se defendió que su papel no es de militancia, sino de compromiso con la democracia y la formación ciudadana. Sin embargo, la decisión de la UAEH no deja de interpretarse en un contexto político donde la neutralidad de las instituciones educativas siempre genera debate. La firma del pronunciamiento se presenta como un respaldo a la transparencia y la legalidad, aunque no faltan voces que cuestionan si, en los hechos, la universidad puede mantenerse al margen de la presión política que acompaña cualquier proceso de esta naturaleza.
En medio de un clima nacional de polarización y de dudas sobre la eficacia de la revocación de mandato como mecanismo real de control al poder, la adhesión de la UAEH busca enviar un mensaje de confianza en la legalidad. El problema es que, en la práctica, este ejercicio pondrá a prueba no solo la voluntad ciudadana, sino la capacidad de las autoridades de garantizar que el proceso no se convierta en otra simulación democrática.
Y es que hablar de revocación de mandato en un país donde los organismos electorales como el IEEH han estado históricamente sometidos al poder ejecutivo, resulta paradójico. La propia reforma electoral de Claudia Sheinbaum apunta a su desaparición bajo el argumento de que no existe confianza en que realmente resguarden la democracia. Más bien, se percibe que terminan subordinados al poder político, lo que abre la puerta a que este mecanismo, en lugar de ser un contrapeso, se transforme en una puesta en escena para legitimar al gobernante en turno.