En un suceso tan sorprendente como extraordinario, el volcán Hayli Gubbi, situado en la remota región de Afar, en Etiopía, ha entrado en erupción después de más de 10,000 años de inactividad. Según datos satelitales del Centro Asesor de Cenizas Volcánicas de Toulouse (VAAC), la columna de ceniza alcanzó una altura máxima de 14 kilómetros, un indicio poderoso de la magnitud del estallido.
Testigos locales describen el evento como un estruendo explosivo, comparable al lanzamiento de una bomba, seguido de una densa nube de humo y ceniza que oscureció el cielo. Las autoridades de Afar informan que, aunque afortunadamente no se han reportado víctimas, numerosas comunidades quedaron cubiertas por ceniza, lo que ha afectado los pastizales y la alimentación del ganado.
La erupción no solo tiene consecuencias locales: las nubes de ceniza y dióxido de azufre se desplazaron hacia el este, cruzando el Mar Rojo y alcanzando Yemen, Omán e incluso regiones del norte de India y Pakistán. Este fenómeno ha generado preocupación por la calidad del aire y plantea riesgos para la aviación internacional.
Desde el punto de vista geológico, el despertar del Hayli Gubbi representa una oportunidad única para la ciencia. Este volcán nunca había tenido una erupción documentada en el Holoceno (los últimos ~12,000 años), según el Programa Global de Vulcanismo de la Smithsonian Institution. Expertos señalan que ello podría ofrecer nuevas pistas sobre cómo un sistema volcánico puede permanecer latente durante milenios y luego reactivarse, especialmente en una zona tectónicamente activa como el Rift de Afar.
Las autoridades locales han pedido medidas de precaución: cubrirse la nariz y la boca con mascarillas, especialmente quienes tienen problemas respiratorios, y mantenerse atentos ante posibles cambios en la actividad. Mientras tanto, el mundo observa con asombro el renacer inesperado de un gigante geológico que parecía haber guardado silencio por miles de años.
