Miguel Ángel Serna Ortega
Investigador Histórico
Al promulgarse la primera
constitución del México independiente en 1824, el territorio que en el
virreinato ocupó la independencia de México, fue reconocido como entidad la
naciente república Federal con una extensión en que números redondos, abarcaba
un área de 110,000 kilómetros cuadrados y comprendía desde las costas de
guerrero hasta los limites de Veracruz.
A mediados de 1867, cuando la República
triunfa sobre el imperio, los trabajos para la creación del estado se
reinician, encauzados por don Manuel Fernando Soto, Antonino y Protasio Tagle,
Gabriel Mancera y Justino Fernández. Nuevas peticiones en apoyo de esta
iniciativa llegaron al Congreso de la Unión entre los meses de enero y marzo de
1868, procedentes de los Ayuntamientos de: Alfajayucan, El Cardonal,
Tianguistengo, Actopan, Mixquiahuala, El Arenal, Ixcuinquitlapilco, San
Salvador, Tlachichilco (hoy Santiago de Anaya), La Misión de Cerro Prieto,
Mineral del Monte, Pachuca, Tulancingo, Acatalán, Acaxochitlán, Singuilucan,
Metepec, San Antonio Cuautepec, Huascazaloya, Chapantongo, Atotonilco el Chico,
Zempoala, Atotonilco el Grande, Atitalaquia, Tlaxcoapan, Tezontepec, Tetepengo,
Tepetitlán, Jacala, Pacula, Zimapán, lamos, Tasquillo, Tutotepec, Tenango de la
Sierra, Huejutla, Zacualtipán, Xochicoatlán, Molango y Omitan, las que fueron
turnadas a la Comisión de Puntos Constitucionales del Congreso, quien solicitó
a la Legislatura Mexiquense, su opinión al respecto, remitiendo los documentos
recibidos.
Días más tarde, después de
acaloradas discusiones, en el seno del Congreso Local del Estado de México, es
aprobada la propuesta por mayoría de trece votos contra diez, remitiendo la
resolución respectiva al Poder Legislativo Federal, quien envió de inmediato el
proyecto de decreto al resto de las legislaturas estatales a fin de dar
cumplimiento con lo establecido por la Constitución General de la República,
para aprobar reformas a cualquiera de sus artículos. Siete largos meses
transcurrieron para recibir la totalidad de los votos de los congresos
estatales, pues el último, que fue el de la legislatura de Oaxaca, se remitió
hasta el 24 de noviembre de 1868.
A pesar de haber alcanzado la mayoría
requerida, los debates continuaron en las sesiones del Congreso, donde
intervenciones como las de Hilarión Frías y Soto y Manuel Fernando Soto, fueron
decisivas en la aprobación del decreto que creó al Estado de Hidalgo, el 15 de
enero de 1869, promulgado un día después, como Gobernador provisional el
Presidente Juárez, designó al Coronel Juan Crisóstomo Doria.
El Estado de Hidalgo se creó el 16
de enero de 1869 a partir del siguiente decreto emitido por el Presidente
Juárez: BENITO JUÁREZ, Presidente Constitucional de los Estados Unidos
Mexicanos, a sus habitantes, sabed: ARTÍCULO ÚNICO.- Queda definitivamente
erigido en nuevo Estado de la Federación, con el nombre de Hidalgo, la porción
de territorio del antiguo Estado de México, comprendida en los distritos de
Actopan, Apan, Huascasaloya, Huejutla, Huichapan, Pachuca, Tula, Tulancingo,
Ixmiquilpan, Zacualtipán y Zimapán, que conformaron el segundo distrito
militar, creado por decreto de 7 de junio de 1862.
El Presidente Juárez nombró como
Gobernador provisional al Coronel liberal Juan Crisóstomo Doria, quien llegó a
Pachuca, designada tácitamente como capital de la nueva entidad el 27 de enero
de 1869. Además de iniciar las labores del nuevo gobierno, se encargó de
organizar las elecciones. Éstas se efectuaron en mayo y en ellas fue electo,
como primer Gobernador Constitucional, Antonino P. Tagle, además de los
diputados que integraron el Congreso Constituyente que, a la vez, fue el
primero Constitucional. Un año después, el 21 de mayo de 1870, se promulgó la
primera Constitución del Estado.
El Licenciado Justino Fernández tomó
posesión como segundo Gobernador Constitucional el 1° de abril de 1873. Debería
haber gobernado hasta 1877, pero no completó su periodo porque el 10 de enero
de 1876 el General Porfirio Díaz se levantó en armas bajo la bandera del Plan
de Tuxtepec; el 25 de noviembre del mismo año el General Rafael Cravioto, al
frente de un poderoso ejército, tomó Pachuca y se hizo cargo del gobierno, en
el que permanecería durante casi 21 años (contando los dos periodos, de 4 años
cada uno, que cubrieron sus hermanos Francisco y Simón). Cuando el General
Cravioto tuvo que renunciar, al caer de la gracia de Díaz, éste puso en la
gubernatura de Hidalgo al oaxaqueño Pedro L. Rodríguez, que se mantuvo en el
poder hasta que lo derribó la Revolución, en mayo de 1911, habiendo gobernado
durante casi 14 años.
Al erigirse el Estado, “tenía 12
distritos, 46 municipalidades, 16 administraciones de rentas, 12 juzgados de
primera instancia” (informa Teodomiro Manzano en los Anales del Estado de
Hidalgo). Contaba, según el censo que mandó levantar el Gobernador provisional,
con 404 207 habitantes. Y apenas en 1851 el descubrimiento de la riquísima veta
del Rosario, y de otras más, había determinado el inicio del mayor auge minero
conocido en la zona de Pachuca, lo que, entre otras cosas, había llevado
rápidamente al incremento de su población, que pasó de 4 000 habitantes en 1850
a 15 000 en 1869, además del progreso de su equipamiento urbano mediante la construcción
de escuelas, hoteles, hospital, plazas, jardines, teatro, imprenta, comercios y
la introducción del telégrafo.
Por esas mismas fechas
surgió también, en los Llanos de Apan, una floreciente industria pulquera
basada en prósperas haciendas, que alcanzaría su mayor producción en los años
del porfirismo, permitiendo acumular grandes fortunas como la del renombrado
empresario Ignacio Torres Adalid que, además de sus haciendas, en 1909 poseía
109 pulquerías en la Ciudad de México. El auge de la industria pulquera estuvo
ligado a la gran transformación que trajo consigo el ferrocarril, una de cuyas
primeras zonas beneficiadas fue, precisamente, la de los Llanos de Apan. El 1°
de agosto de 1866 (tres años antes de la erección del Estado de Hidalgo), el
Ferrocarril Mexicano abrió al servicio público la línea que corría de la
estación de Buenavista en la Ciudad de México a la estación de Apan; era un
tramo del ferrocarril México-Veracruz, que permitió abastecer diariamente de
pulque fresco a la capital. Además, la comunicación ferroviaria creció
rápidamente, y ya para 1899 cinco empresas habían tendido en Hidalgo 374
kilómetros de vías, sin contar los ramales que llegaban hasta las haciendas:
además del Mexicano, los ferrocarriles Central, Nacional, Interoceánico y el
Ferrocarril de Hidalgo y Nordeste, de don Gabriel Mancera, que corría de
Pachuca a Peralvillo, en el DF, pasando, entre otras estaciones, por Irolo,
Tulancingo, Tezontepec y Tizayuca y que, en 1907-1908, transportó 92 781
toneladas de pulque.