Por
Armando Nieto
Twitter:
@ArMaNdevil
La
semana pasada fue el 96° aniversario de nuestra Constitución, ordenamiento que
ha pasado por múltiples reformas y adiciones desde que vio la luz, ordenamiento que no tan sólo
contiene derechos y obligaciones para los mexicanos, sino que contiene su forma
de gobierno, organización de este y sobre todo historia y cultura del pueblo
mexicano.
Sin
embargo para poder hablar de la Constitución es triste que se haga cada año
durante su aniversario, ya que es un ordenamiento que es implementado día a día
no tan sólo por los operadores de derecho y legisladores, sino que de manera
indirecta por la ciudadanía, ciudadanía que debería inmiscuirse más en ella, ya
que lejos de desconocer el año de su promulgación y el numero de sus artículos,
desconocen sus derecho que les son otorgados y garantizados por la Constitución
y por el Estado respectivamente, y esto es debido a que en nuestro país
carecemos de una pedagogía jurídica y sobre todo de una pedagogía
constitucional que si bien esta última es conocida por lo el sector jurídico,
para el mismo sector suele ser barroca y difícil de interpretar por los mismos
juristas y abogados.
Nuestra
Constitución de 1917 es la segunda más longeva del mundo, la primera es la de
Estados Unidos de Norteamérica, aunque a diferencia de la nuestro vecino del
norte, la nuestra ha sufrido más reformas, lo que indica a varios doctrinarios
que es momento de entrar a la nueva era constitucional, o sea a realizar una
nueva constitución y evitar así estar remendando a un texto que data ya de años
y nos ha mostrado que es necesario ya una actualización del texto, como ha
ocurrido en la mayoría de los ordenamientos sudamericanos y europeos.
La
constitución de 1917 contenía aproximadamente 22 000 palabras, la actual
contiene aproximadamente 55 000 palabras, si la comparamos con la constitución de la Inda esta es la más extensa
con 99 000 palabras sin embargo es más detallada donde no se tiene que recurrir
a una interpretación ipso facto, la
de Brasil tiene más artículos pero menos palabras, siendo nuestra constitución
la que contiene menos palabras a comparación de la india y menos artículos que
la de Brasil pero es la más imprecisa en cuanto a su contenido, lo que resulta
que la mayoría de la gente no comprenda sus alcances y mucho menos su
contenido, en la palabras del Dr. Miguel Carbonell comentaba en una entrevista “La constitución de México actualmente es la
peor de todo el continente”, sin duda lo es desde su organización de sus
artículos hasta redacción de estos. Si bien parece utópico llevar a cabo una
nueva constitución, esto no es así, si es posible, pero por la realidad de
nuestro país es que esto debe de esperar unos cuantos años más, debido a la
falta de homogeneidad de los poderes partidarios, pero lo que es cierto es que
si bien nuestra Constitución no es optima sigue siendo el documento primordial
por excelencia en la vida actual de nuestro país, y que su contenido se ha
extendido no tan sólo al plano domestico, sino ya con la reforma al artículo 1°
de la misma se han extendido dichos derecho al plano convencional, donde los
tratados internacionales en materia de derechos humanos pasan a formar parte de
la misma, y por ende los operadores jurídicos así como la ciudadanía debería de
conocer, para así poder conocer sus derechos frente al Estado, pero esto
radicaría en que el mismo Estado a través de las instituciones educativas y
medios de comunicación fomenten una cultura jurídica así como una pedagogía
constitucional.