MÉXICO, UN PAÍS DE SÍMBOLOS FALSOS

Por Julio Gálvez
Twitter: @juliogalvezb

Un espíritu histórico no puede tener dudas de que ha llegado el tiempo de la resurrección y que precisamente los acontecimientos que parecieron haberse dirigido en contra de su activación y amenazaban con consumar su hundimiento, han sido los signos más favorables de su regeneración. Novalis.

Los mexicanos somos esa mezcla de traumas generados por la conquista española, esos sentimientos que fueron heredados de generación en generación que nos convierten en un pueblo sumiso, y esto aunque lo escuchemos como lo más natural del mundo, es algo que nos hace ser diferentes a las demás culturas, nuestro bagaje cultural es inmenso, somos producto de un pueblo milenario conquistado.

La historia de México siempre ha sido manipulada por sus gobernantes, la clase política que emanó de la Revolución Mexicana, fabrico conforme a sus intereses, un nacionalismo revolucionario diseñado para castrar las verdaderas raíces culturales de los mexicanos, sometiéndolos de esta forma, a un gobierno que obtuvo legitimación a través del reconocimiento popular de héroes y símbolos patrios falsos.

En efecto, durante el Porfiriato, se fabrico un movimiento revolucionario con la finalidad de someter al pueblo de México a un gobierno de formas que implícitamente limita los derechos humanos de los mexicanos. De esta manera y bajo este panorama nació el Partido Revolucionario Institucional, un partido cimentado por ideologías políticas que le dan mayor importancia a la estructura del Estado que al ser humano.

Conforme a lo anterior, la clase política que nos ha gobernado desde la Revolución Mexicana, a través de los medios de comunicación, el cine, la literatura, las telenovelas, la música y la educación oficial, programo mentalmente a los ciudadanos para crear un estereotipo de mexicano nacionalista, machista, fiestero, violento, pero a la  vez sumiso y desinteresado de los problemas nacionales con la finalidad de someterlo al poder político.

En pocas palabras, nuestros gobernantes, bajo el cobijo de una historia de México cimentada en héroes y símbolos patrios falsos, construyeron redes imaginarias de poder con el objeto de obtener legitimación social de un pueblo mentalmente controlado por estereotipos que consagran la mexicanidad de un ser sin identidad, un ciudadano culturalmente castrado.

Hoy en día, nuestro país atraviesa un cambio paradigmático, los mexicanos que vivimos esta realidad llena de violencia estamos formando parte de un proceso histórico, parece ser que nos encontramos superando lentamente el periodo post revolucionario, para ubicarnos en una nueva realidad social en la que otra clase política accederá al poder. El aumento de las violaciones a derechos humanos por parte del estado mexicano son la muestra de que México está fuera de control.

Conforme a lo anterior, el cambio es irreversible, así ha sucedido en otras naciones y aunque la historia pueda ser manipulada, esta se repite, la represión es el primer síntoma  de que el pueblo se encuentra inconforme con sus gobernantes, por lo que el sistema terminará quebrándose gracias a la ausencia de legitimación democrática del gobierno.

Ante este panorama, el camino del cambio puede ser muy largo, lamentablemente en México se vive una profunda crisis de valores, nuestros políticos han construido una sociedad de apariencias en la que las imágenes tienen mayor valor que las ideas. Por un lado, existe poca producción intelectual gracias a la influencia que la televisión ejerce sobre las nuevas generaciones y; por el otro, los grandes pensadores del Siglo XX se han ido extinguiendo dejando espacios que difícilmente podrán ser ocupados en mucho tiempo.

Por lo anterior, los mexicanos debemos reflexionar que existen muy pocos periodistas, escritores, intelectuales y artistas que realmente engrandecen nuestra nación, cada vez hay menos personas pensantes en nuestra sociedad gracias al imperio del consumismo, la corrupción se ha convertido en nuestra cultura y nuestros políticos se encuentran haciendo todo lo posible para mantener a la población en la ignorancia, ya que para ellos, la gente pensante es un estorbo.

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Por Julio Alejandro Gálvez Bautista, Especialista en Derecho Civil, Maestro en Derecho Procesal Constitucional y Candidato a Doctor en Derecho por la Universidad Panamericana; ha enfocado su trabajo en temas sobre Derecho Constitucional, Derechos Humanos, Derechos Sociales, Derecho a la Información y Reforma Gubernamental.