ADIÓS JUEGOS DE RIO 2016


Por Pablo Ruiz.

La palabra fracaso se ha vuelto muy recurrente en la selección femenil de futbol, donde el representativo ha tenido más descalabros que alegrías, sobre todo contando con el hecho de que su liga de futbol en nuestro país todavía es de reciente creación y sin la infraestructura de los equipos varoniles; pues así es complicado que el combinado nacional pueda despuntar hacia mejores resultados.

También es de destacar, que la FMF tampoco ha puesto de su parte para hacer que el futbol femenil en México pueda tener mejor desempeño, porque ya sea en campeonatos mundiales o Pre olímpicos, esta selección simplemente no da para mucho y termina con los mismos lamentos y caras largas de decepción.

En esta selección, pues también se llevan entre las ‘patas’ al técnico Leonardo Cuellar, alias el ‘eterno’ (que ya lleva demasiado tiempo al frente de la selección) sin poder ‘saborear’ si quiera una satisfacción, porque desde que está al mando, pues las mismas caras de jugadoras son las que ha tenido que convocar, como la goleadora Maribel Domínguez, quien a sus 37 años tiene que recurrir al llamado para ser parte de los fracasos del equipo nacional.

Ahora el reciente fracaso, se gestó durante el pre olímpico en busca del boleto a los Juegos de Rio 2016, donde en su última oportunidad tuvo que enfrentarse a la selección de Costa Rica, y en el cual las ‘ticas’, acabaron con el sueño de las jugadoras mexicanas de poder ir a esa competencia.

Los dos goles de las costarricenses, fueron un verdadero dolor de cabeza para el equipo mexicano, que trato de levantar la cabeza a base de garra y corazón pero sin el futbol esperado; teniendo como resultado que las ‘ticas’ tuvieron más paciencia y sabiduría para ir al frente y quedar en el segundo lugar de grupo y avanzar a las semifinales del pre olímpico.

En los últimos compases del partido, Maribel Domínguez tuvo la oportunidad única de darle esperanzas al equipo, pero en su último remate a portería la mando por un lado, poniendo más pesada la lápida que se cierne sobre los esfuerzos del técnico Cuellar, quien ya no ve lo duro sino lo tupido de su trabajo al frente de una selección femenil, que simplemente no camina ni para atrás ni para adelante.