PARA PACHUCA, CON AMOR Y ORGULLO


Por Roberto Longoni.

Hace ya cinco años de que llegué a la ciudad de Puebla. Como muchas ciudades en nuestro país, Puebla cuenta con una inmensa belleza heredada de su pasado colonial, pero se enmarca también en la contradicción de los nuevos proyectos arquitectónicos, políticos y sociales, que no hacen más que demostrar la soberbia de sus gobernantes y la incomprensión de sus funcionarios. 

Hacen ya cinco años que tuve que abandonar mi ciudad natal, Pachuca, por motivos de estudios, de sueños, de vida. Sin embargo, creo que todos los que me conocen saben lo orgulloso que me siento de haber nacido y haber pasado la mayor parte de mi corta vida, con su infancia y su adolescencia, en esta ciudad. Ya hace rato que le debía algunas letras y creo que es conveniente hacerlo en un momento donde, ahora de lejos, escucho y siento que las cosas, más que antes, aunque se veía venir, están convulsionando. 

Desde que tengo consciencia, desde que he pensado y dado vueltas al tema, considero que los problemas de Pachuca tienen su base en dos hechos. El primero, un aparato político (aunque para los verdaderos teóricos de la política, no sería nada más que una farsa pseudo-democrática) cooptado en su totalidad por un partido, el PRI, que de sobra a demostrado (y esto no es solamente mi opinión, hay claras muestras y pruebas en la historia, en los libros, en la realidad cotidiana) ser un nido de corrupción, servilismo, robo y oportunismo. El segundo, es aún más triste, y es que muchos amigos de la preparatoria, tíos, primos, gente cercana y no tanto, ensanchen las filas y perpetúen este sistema que propicia cada vez más la violencia, la miseria, la desigualdad y un clima de inseguridad en todos sus aspectos, que echa raíces y avanza pudriendo el tejido social. 

No, no estoy exagerando. A todos esos amigos y familiares, a los que no dejo de abrazar, pero tampoco de recalcar, que forman parte de un sistema que propicia la decadencia de nuestra ciudad y nuestro estado, les digo que no estoy exagerando. La realidad está ahí para que la veamos, quizás el problema igual comienza en eso, en que no queremos ver nada.

A todos esos políticos, todo ese sistema que no pone un pie en la colonia Pirules o Europa (que si, querido conciudadano, no está “lejísimos”, está detrás del CERESO de Pachuca, a cinco minutos de mi casa, a diez máximo de su lugar de trabajo), de no ser por que están en campaña y quieren ganar votos con paraguas, y mentiras, con playeritas, y mentiras, con trampa y mentiras tras mentiras. ¿Y la maldita miseria de esa gente?; Señor presidente municipal, señor gobernador, señores candidatos, ¿alguna vez han sentido que se les va el alma por que sus hijos no tienen que comer?; ¿Acaso saben lo que cuestan sus fiestas, su estilo de vida y su maldita burocracia? Y no valen aquí argumentos baratos o la siempre oportuna criminalización de la protesta y la pobreza. Esa gente trabaja más que usted y yo juntos, y aún así no alcanza. 

Y no, no exagero y podrán perdonar el tono personal y subjetivo de esta nota, pero la rabia que contiene el pueblo en algún momento debe explotar y demandar la libertad, la dignidad y la vida que le pertenece y que le es quitada. No es solamente la pobreza, es también el descaro y el cinismo con el que nos creen tontos, es la ignorancia con la que llevan a cabo proyectos que, sabemos, usan para seguir llenando sus arcas personales, su avaricia, y sí, su vacía vida. 

Pero entonces recuerdo, con todo mi enojo, que desde que tengo consciencia esta pequeña ciudad nunca ha perdido su dignidad a pesar de ustedes y sus cárteles. No se engañen, si este pueblo sigue siendo digno es por su gente. Por todos aquellos que, ahora no pudiendo tomar el defectuoso Tuzo bus, caminan a sus trabajos y abren humildemente sus negocios. Por todos aquellos que bajan cada madrugada de las colonias más arraigadas (y que, NO, sus vidas no son mejores por que hayan pintado estúpida e interesadamente una pared) con sus oficios a cuestas y siguen creyendo. 

Dese una vuelta por las paradas, por las calles, por los barrios, por el centro, por el reloj que no pudiste tumbar ni con la incompetencia y el a-historicismo con que quisiste remodelarlo por razones de sobra electoreras. En resumen, estamos aquí sin ustedes: políticos, sin su PRI que da no más que migajas y su sistema. En resumen, es momento de tomar las calles y devolverle a esta ciudad lo que siempre fue de ella, la paz, la dignidad y la vida. 

A pesar de ustedes siempre voy a querer y luchar por esta pequeña ciudad donde aprendí lo poco que se de la vida, donde quiero que sigan viviendo libres y alegres las personas que amo y donde quiero volver siempre que pueda, para sentirme feliz y orgulloso de ser pachuqueño, por tonto que eso pueda parecerle a algunos, y siempre a pesar de los estúpidos que la gobiernan.