CHOMSKY: EEUU VA PERDIENDO LA INFLUENCIA GLOBAL


Por Albertina Mancilla.

El filósofo y activista estadounidense, Noam Chomsky, en un artículo para The Guardian explica por qué EEUU no puede llamarse "gobernante del mundo".


“Desde el final de la Guerra Fría, el abrumador poderío de las fuerzas armadas estadounidenses representa el factor central de la política internacional”, afirma Chomsky citando a Gideon Rachman, columnista del Financial Times para asuntos internacionales.



Sin embargo, la situación actual en el mundo ha cambiado, dado que en tres regiones importantes —Europa del Este, Asia Oriental y Oriente Medio— EEUU ha chocado con resistencia y “desobediencia”, explica Chomsky.



Actualmente, “la cuestión fundamental de las relaciones internacionales consiste en si Estados Unidos debería reconocer que otras grandes potencias, en sus regiones, también deben tener sus zonas de influencia. Rahman cree que debería, teniendo en cuenta ‘la dispersión del poder económico mundial en combinación con el simple sentido común'”, afirma el artículo.

Europa Oriental

El filósofo cita a varios influyentes expertos occidentales, entre ellos George Kennan, que opina que “la expansión de la OTAN es un trágico error”, y añade que esta opinión “la comparten altos responsables estadounidenses, que redactaron una carta a la Casa Blanca en la que calificaron el avance de la alianza de ‘error político de alcance histórico'”.

Según Chomsky, “los planes de avance de la OTAN hacia Ucrania provocan una gran preocupación por parte de Rusia”. El autor señala que “se puede entender esta preocupación” y cita a John Mearsheimer, experto de asuntos exteriores de la revista de EEUU Foreign Affairs, que escribe que “la razón clave de la crisis actual —en Ucrania- es la expansión de la OTAN y la intención de Washington de apartar a Ucrania de la órbita de Moscú, integrándola con Occidente”. “Putin consideró que era una ‘amenaza directa a los intereses fundamentales de Rusia'”, añade el filósofo.

Chomsky está seguro de que “a Washington le puede no gustar la postura de Moscú, pero debe entender su lógica”.

“No necesitamos preguntar cómo reaccionaría EEUU si los países latinoamericanos entraran en el Pacto de Varsovia, y si México y Canadá empezaran a considerar esta posibilidad. Incluso el más mínimo indicio de un primer paso de tanteo en esa dirección sería suprimido con la ‘máxima rigidez’, explicándome con la terminología que emplea la CIA”, evidencia el autor del artículo.

Asia Oriental

“La Marina de Guerra de EEUU está acostumbrada a tratar el Océano Pacífico como un ‘lago estadounidense'”, afirma el filósofo citando de nuevo a Rachman.

En diciembre de 2015 “el bombardero estadounidense B-52, que realizaba un vuelo regular sobre el mar de la China Meridional, entró deliberadamente en una zona de dos millas sobre la isla artificial construida por China”. El autor explica que este acontecimiento “causó unas grandes contrariedades entre Pekín y Washington”.

“No hace falta ser partidario de acciones provocadoras y agresivas de China en el mar de la China para señalar que este incidente no ocurrió con los bombarderos nucleares chinos en el Caribe o la costa de California. China no pretende crear un ‘lago chino’ en estas regiones”, subraya Chomsky.

El autor opina que “los líderes chinos son muy conscientes de que sus rutas comerciales marítimas están rodeadas de potencias hostiles, por ejemplo, Japón, en el estrecho de Malaca y otros lugares, y que estos países hostiles son apoyados por el poder militar de Estados Unidos.

Por consiguiente, China está llevando a cabo su expansión hacia el occidente con mucho cuidado, haciendo unas importantes inversiones y realizando acciones bien pensadas para la integración”.

“En particular, estas acciones se llevan a cabo en el marco de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), integrada por los países de Asia Central y Rusia, y que pronto incluirá a India y Pakistán. Irán es un observador de la organización, y a Estados Unidos se le denegó formar parte de ella en esta modalidad. Además, les obligaron a cerrar todas las bases militares en la región”, señala Chomsky.

Oriente Medio

La tercera región está representada por el mundo islámico, escenario de la guerra global contra el terrorismo, anunciada por George Bush tras los atentados del 11 de septiembre. Anunciada ahora otra vez.

Una guerra global fue declarada por la administración de Ronald Reagan cuya retórica ferviente consistía en decir que el mundo islámico es una “peste esparcida por los pervertidos oponentes de la civilización” —según palabras del propio Reagan— y sobre “la vuelta de la barbarie a la época contemporánea” —en palabras de George Shultz, su secretario de estado—.

“Cuando se declaró esta guerra, el blanco se limitaba a una pequeña área del Afganistán tribal”, señala el autor. Pero como los afganos se negaron a extraditar a Osama Bin Laden, “reaccionaron los reflejos y se dio preferencia a una violencia a gran escala”.

O quizás EEUU simplemente decidió “enseñar sus músculos, ganar e intimidar a todo el mundo. Ellos no se preocupan por el sufrimiento de los afganos y por las personas, vamos a perder”, afirma Chomsky citando a Abdul Haq, respetado comandante sobre el terreno.

“Apenas hace falta recordarles cuáles serían las consecuencias para el desgraciado Afganistán años más tarde”.

El autor señala que “el martillo de EEUU” también llegó a Irak.

“La invasión estadounidense y británica, realizada sin ningún pretexto específico, es un delito grave del siglo XXI. El ataque causó la muerte de cientos de miles de personas en un país donde la sociedad civil ya había sido destruida por las sanciones estadounidenses y británicas”.

“Este es un hecho terrible de nuestra cultura intelectual y moral, aunque los círculos ilustrados y los medios lo llamaron suave y amablemente ‘liberación de Irak'”, se lamentó Chomsky.

“‘El martillo de EEUU’ funcionó en otros lugares, sobre todo en Libia, donde tres potencias —Gran Bretaña, Francia y Estados Unidos— “violaron la resolución del Consejo de Seguridad, enviando a sus fuerzas aéreas para ayudar a los rebeldes”.

“Como resultado, se descartó la oportunidad de una solución pacífica a través de negociaciones, aumentaron las pérdidas y Libia quedó en ruinas, en manos de diversas fracciones enfrentadas, y recientemente se ha convertido en una base para Daesh”, constata Chosmsky.

“Este es otro triunfo de la ‘intervención humanitaria’. Como demuestran el tiempo y la historia, a menudo sombría, no hay nada inusual en eso, ya que había empezado hace cuatro siglos”, concluye el artículo.