LA CORRUPCIÓN ES LA ESCENCIA DEL PRI.


Por Jorge Montejo. 

La campaña de Meade no levanta, y no levanta porque el candidato del PRI esta rodeado de corrupción e impunidad... 

La caída de la preferencia hacia José Antonio Meade Kuribreña ocurrió más entre diciembre de 2017 y febrero de este año. A la par de su campaña el candidato de la coalición “Todos por México” ha tenido que responder a acusaciones de malversación de fondos del equipo de Gobierno emanado del Partido Revolucionario Institucional al que perteneció, así como a diversos actos de corrupción que no han sido resueltos por el gobierno de EPN y que continuan siendo una olla exprés para el tricolor. 

Por ejemplo, en varios estados del país se encuentran procesos abiertos por el otorgamiento furtivo de notarias de diversos gobernadores (como en Hidalgo) en los cuales el estado mexicano ha buscado a toda costa que persista la corrupción. Así mismo, en casi todas las entidades federativas existen investigaciones por desvíos de recursos y diversos atracos que le agravaran el panorama al PRI, por la incapacidad del gobierno para que se imponga el estado de derecho por encima de la impunidad, la cual opera en contra de la credibilidad de Meade. 

Hace algunas semanas consideré que habían acertado en nombrar a un candidato que no fuera parte de las filas del PRI, incluso varias personas vieron casi inevitable su triunfo dentro de las elecciones y todo el aparato mediático priísta trató de generar esa sensación: Meade es el candidato ciudadano, el académico, el inteligente, el burócrata eficaz. 

Sin embargo, la estrategia no funcionó, para lograr eso el gobierno priista debió haber acordado con la sociedad (no con los políticos), debió haber puesto en marcha la operación cicatriz para solucionar los problemas de corrupción que existen con los grupos ciudadanos que están ejerciendo presión y no con los mismos políticos del PRI que no podrán revertir la tendencia de que “el PRI es corrupto".

Con esto, el círculo rojo no sólo no le da el beneficio de la duda a Meade, sino que se ha encargado de “desenmascarar al ciudadano”. Nadie habla de sus facultades como académico o burócrata, todos hablan de “Meade el priísta”, Meade el corrupto (por la gente con la que se rodea), son implacables con él. Señalan lo priísta que es y lo poco ciudadano que es, advierten que su discurso se ha vuelto muy tricolor, advierten que es tan solo uno más. 

Con el equipo de campaña que Meade presentó, en lugar de generar confianza genera desconfianza en la sociedad... Me parece que el candidato del PRI tendría que acercarse más a la ciudadano que al político repudiado por el pueblo. 

La sociedad civil ya le dio la espalda a Meade y tan sólo se ha quedado con la maquinaria del PRI en una elección donde las estructuras no podrán, por sí solas, otorgar el triunfo.