PEJEVISA.


Por Álvaro López
Director de la plataforma
El Cerebro Habla.

Desde antes del inicio de la campaña había notado que la postura de las televisoras hacia López Obrador distaba de ser muy beligerante, lo que interpreté en su momento como un esfuerzo de la televisora por aparentar ser neutral y así ganar credibilidad. 

Cuando se habla de poder todo se vale y todo es posible y, por tanto, un análisis sobre éste va mucho más allá sobre la dicotomía de buenos y malos donde Televisa era visto como uno de los enemigos a vencer: la televisora que “pone presidentes”. En realidad se trata de algo más complejo y los grupos de poder están dispuestos a realinearse si ello es necesario para sus intereses. 

Por eso el programa de Tercer Grado donde entrevistaron a López Obrador me ha hecho sospechar que más que procurar cierta neutralidad pareciera una suerte de realineamiento con el que será casi seguramente el nuevo Presidente de la República, o mínimo están protegiendo sus intereses. Lo que vimos fue algo más bien parecido a las entrevistas a modo que Televisa le hacía al entonces candidato Enrique Peña Nieto en 2012. ¿Lo cuestionaron? Sí. Pero lo hicieron de tal forma que lo dejaron lucirse y quedara bien. Casi no lo interrumpieron, dejaban que hablara el tiempo necesario para que pudiera expresar aquello que quería expresar.

Es cierto, se vio a un López Obrador relativamente más preparado donde se explicó un poco mejor, pero los comentaristas abonaron a que así fuera. No vi a la Denise Maerker incisiva, López Dóriga ni metió las manos, Leo Zuckermann ahí cuando tenía una oportunidad planteaba alguna duda y poco más, Carlos Loret de Mola era prudente en exceso. López Obrador hablaba de Ayotzinapa y a nadie se le ocurría cuestionarlo por el hecho de haber promovido a José Luis Abarca en su momento, y así ocurrió con muchos temas donde los entrevistadores (tal vez de forma deliberada) dejaron pasar oportunidades importantes para cuestionar a AMLO. 

AMLO venía de un día difícil por los encontronazos que se dio con algunos grupos de empresarios que, al parecer, no quieren ver a AMLO en la silla presidencial. Parecía que volvía el López Obrador de siempre, pero su aparición en Tercer Grado fungió como una suerte de control de daños donde se mostró mesurado, bromeaba, y los “televisos” lo trataban como “el presidenciable”. El propio Raymundo Riva Palacio (que fue uno de los entrevistadores) dijo que AMLO se vio más como socialdemócrata que como caudillo. 

López Obrador tuvo una de sus mejores entrevistas cuando más lo necesitaba. Televisa le dio la oportunidad y le dio el espacio para enmendar los errores que se habrían podido cometer los últimos días. Ya no se habla tanto del pleito con los empresarios, sino del López Obrador moderado que se paró en la otrora enemiga televisora. El mismo candidato presumió la entrevista en las redes sociales y dijo “fueron críticos, pero me dejaron hablar”. La entrevista generó indignación en algunos de sus opositores, como su enemigo histórico Felipe Calderón quien calificó la entrevista como una pena y alertó sobre el trato que ahí recibió. 

Pareciera que Televisa tiene intenciones de alinearse, de alguna u otra forma, con el que sería el próximo régimen lopezobradorista para mantener sus intereses e incluso sus privilegios intactos. Tal vez no sea casualidad que el suegro de Emilio Azcárraga esté en el gabinete de AMLO así como Esteban Moctezuma de Fundación Azteca. 

Posiblemente esta sea una señal de que el ascenso de López Obrador a la presidencia se esté volviendo algo casi inevitable.

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El Cerebro Habla.