CONSTRUYAMOS LA PAZ EN HIDALGO.


Por María Gil. 

Entrevistado en la diócesis de Tulancingo con sede en una antigua casona ubicada en el centro de la ciudad, el Arzobispo Domingo Diaz Martínez habló a este semanario sobre la preocupación de la iglesia católica por los linchamientos ocurridos en el estado de Hidalgo.

Debemos poner un alto, les puedo asegurar que con los linchamientos ocurridos en nuestro estado estamos tocando fondo como sociedad, es un reflejo de la impunidad que prevalece en el aparato de administración de justicia, dijo.



De igual forma, el Arzobispo Domingo Díaz, advirtió sobre otra crisis, pero de relaciones en todos los niveles, desde el ámbito político hasta el económico, donde no hay igualdad, pues se observa que las personas que más posibilidades tienen se ven favorecidas por el sistema y son a quienes las reglas del juego favorecen.

“Hidalgo es ejemplo de esto, es un estado rico pero tiene muchas deficiencias y desigualdad económica”, y sobre esto hablamos  Beatriz Gutierrez Müller y yo hace unos días aquí en la diócesis de Tulancingo. 

Por lo anterior, también llamo a los de MORENA a cumplir lo que prometieron en virtud de que el pueblo espera mucho de ellos. El país ha caído en un violento tobogán que parece no tener fondo, lo sucedido en Hidalgo con los linchamientos, ha despertado conciencias, pero a la vez ha generado una enorme frustración en virtud de que en México la impunidad y la corrupción no tienen límites. 

Lo anterior ya lo sabemos y lo sentimos todos los mexicanos al mirar el rostro de millones de personas que padecen la pobreza, la injusticia y la inseguridad, pero ¿cuál es y debe ser el papel de la Iglesia católica frente a la violencia?, ¿qué tiene que aportar la Iglesia ante la descomposición social que se vive en México?

El Papa francisco siempre ha llamado a La Paz: “bienaventurados los que buscan la paz”, se debe combatir la pobreza y construir la paz, sobre todo para la familia humana y para todo ser humano que tiene derecho a la paz.