¿POR QUÉ EL GOBIERNO NO QUIERE VER LOS FEMINICIDIOS?


Por Álvaro López.

¿Por qué se rayan paredes?

Para muchos, este ha sido el tema de discusión principal. Y mientras eso ocurre, nos enteramos que a una mujer la desollaron, luego a otra, y luego incluso a Fátima, una niña de siete años.

Y tal vez he ahí la respuesta.

La respuesta está en eso que pasa por debajo de ellos.

Y se enfocan en el tema de las paredes como si fuera causa y no efecto de algo. Para no ver, prefieren reducir el tema con argumentos como: “son personas antisociales o están manipuladas”, como para decir que lo que pasa es que simplemente ellas están mal y que el problema no existe o está sobreestimado, como si no hubiera un detonante real.

¿O por qué crees que en México el feminismo crece como la espuma cuando muchos insisten en las redes en que “se ha tergiversado la causa” y casi pronostican el fin de estos movimientos? ¿Por qué cada vez más mujeres, contra sus expectativas, se solidarizan con el tema? La respuesta es simple y muchos no lo quieren ver, porque la sensación de riesgo y vulnerabilidad es real.

Y no lo quieren ver porque prefieren tener una sensación de orden y estabilidad que es, dicho sea de paso, ilusoria. Porque así ignoran que “les puede tocar a ellos y a los suyos”. Mejor decir que todo ese encono es producto de una mera manipulación, que no hay nada que lo detone.

Y su afán por vivir en un estado ilusorio de estabilidad entorpece, paradójicamente, las tareas que se deben llevar a cabo para combatir el problema, porque para combatir un problema debe reconocerse. Pero el problema, para su mala fortuna, existe y no es ajeno a ellos. Les puede llegar a tocar.

¿Qué se puede pensar de un país en el cual este tipo de crímenes inhumanos se vuelven pan de cada día?

El entramado social, cultural e institucional está fallando y gacho.

Hay quien dice que la sociedad no tiene responsabilidad de ello, pero sí la tiene. Si no, no se explicaría por qué en México estos crímenes son el pan de cada día y en muchos otros países la tasa es mucho menor.

Luego, hay quien dice que el machismo no tiene nada que ver.

¡Claro que tiene que ver! No es la única razón y no se puede reducir solamente a una cuestión de género, pero claro que es parte de la ecuación, y podría quedarme a hablar sobre cómo es que una cultura del machismo abona a que este tipo de tragedias sean más constantes, pero lo dejaré para una ocasión posterior.

Pero regreso a mi punto ¿qué es lo que está pasando en nuestro país como para que estas cosas pasen? Que pasan, aunque no nos guste admitirlo ¿Qué es lo que está pasando para que haya tanta insensibilidad con respecto al tema?

Hay quien dirá que el asesino es un psicópata como para excusarse, como para negar que hay en nuestro país-sociedad-instituciones algo que está podrido, como para negar que como sociedad tenemos un grado de responsabilidad. Muchos asesinos no son psicópatas y su condición de asesinos se explica por el contexto en el que éste se desarrolló. No, no son meras víctimas de su contexto, no es como que no tengan libre albedrío y deben ser castigados con la fuerza de la ley, pero el contexto, como expliqué hace poco, no está ausente.

El problema existe, y no hay nada que te asegure que a ti, a tu esposa o a tu hija no le pueda llegar a tocar.

¿Y ven por qué ese sentimiento de vulnerabilidad?

Este tipo de noticias es el que hace que las personas tengan miedo de hacer su vida cotidiana. Ambas reacciones tienen que ver con eso: unos se ponen a la defensiva y hacen como que no pasa nada, los otros, en una postura más proactiva, tratan de visibilizar el asunto para que se cambie el problema desde abajo. Es evidente que la segunda postura es más productiva.

Y tal vez en un contexto así ponerse a la defensiva puede terminar siendo, no solo una postura irracional, sino tal vez un tanto egoísta. Porque implica negarles la atención a aquellas personas que sufren con tal de sentir una falsa sensación de tranquilidad.

Nos arrebataron a Fátima, una inocente niña de tan solo 7 años, en un crimen de lo más cruel, vil, indignante e inhumano, y que como sociedad no podemos tolerar en lo absoluto.

Y no tengo palabras para ello, es algo muy fuerte.

Error sería que lo normalizáramos.