La complicidad entre PRI y el narco en México.



Alonso Quijano.

La historia de los vínculos del narco con el poder se remontan a finales de la década de los 70 del siglo pasado, cuando fue abatido el legendario Pedro Avilés Pérez, “El León de la Sierra”, un personaje que desde los años cuarenta del siglo XX tendió los primeros puentes con la mafia italo-estadounidense para el tráfico de heroína y marihuana.

Miguel Ángel Félix Gallardo, era su enlace con el poder y a su muerte asumió el liderazgo de una organización que fue bautizada como Cártel de Guadalajara por el gobierno de Estados Unidos.

Antes de convertirse en capo de la droga Félix Gallardo, trabajó como policía judicial de Sinaloa y escolta personal del gobernador del estado, Leopoldo Sánchez Celis entre 1965 y 1968. Su función principal era cuidar a los hijos del mandatario, lo que derivó en una buena amistad, por lo que cuando formó su imperio en el mundo del narcotráfico, Sánchez Celis lo siguió apoyando.

El gobernador fue intermediario para que “El Jefe de jefes” se aliara con otros mandatarios estatales y permitieran el paso de la droga.

Antonio Rocha Cordero, entonces procurador general de la Repúblicaconstantemente denunciaba ante el presidente Gustavo Díaz Ordaz las relaciones de Sánchez Celis con Félix Gallardo: por eso cuando el gobernador terminó su mandato el presidente lo echó del país hasta que Carlos Hank González lo rescató y lo llevó de colaborador al Estado de México. Después, el capo del narcotráfico tuvo como protector al gobernador Antonio Toledo Corro.

El 8 de abril de 1989, cayó Félix Gallardo de la mano del policía Guillermo González Calderón, su compadre y hasta entonces uno de sus protectores. Fue encarcelado en el Reclusorio Sur por la muerte del agente de la Agencia Antidrogas de EEUU (DEA, por sus siglas en inglés) Enrique “Kiki” Camarena, Rodolfo.

Según especialistas en temas de seguridad desde inicios de los años 80 había un arreglo implícito entre traficantes de drogas y los gobiernos locales y estatales que consistía en permitir el libre tránsito de cargamentos de droga desde Sudamérica a Estados Unidos por rutas fronterizas definidas, principalmente por tierra, a cambio de grandes cantidades de dinero a manera de soborno.

Además, se toleraba la producción de cultivos ilegales de marihuana y amapolaprincipalmente en los estados de Sinaloa, Durango, Chihuahua, Guerrero, Chiapas y Veracruz.

Desde 1987, informaciones de inteligencia de la CIA de Estados Unidos sospechaban que el candidato presidencial del PRI; Carlos Salinas de Gortari, tenía junto con su hermano Raúl, vínculos con narcotraficantes, en particular con el Cártel del Golfo y su entonces líder Juan García Ábrego, además de que, posiblemente, Carlos Salinas había ganado la presidencia mediante un mega fraude, pero sólo quedó en presunciones que jamás pudieron ser probadas, debido a que se ocultó información acción que contó con el apoyo del ex presidente Miguel de la Madrid Hurtado.

En 1989, Jesús Gutiérrez Rebollo, quien comandaba la zona militar 9, detuvo a Amado Cerrillo Fuentes, el llamado “Señor de los Cielos”. Fue ascendido a general y se convirtió en director del Instituto Nacional para el Combate a las Drogas, el zar antidrogas.

Sin embargo, en el sexenio de Ernesto Zedillo fue acusado de estar vinculado con el narcotraficante al que había detenido. En 1997 fue condenado a 31 años de prisión. Ese mismo año, Irma Lizette Ibarra Naveja fue asesinada en Guadalajara debido a que fue quien “balconeó” al general Gutiérrez Rebollo.

En 1994, siendo procurador Mario Ruiz Massieu, se encargó de investigar el asesinato de su hermano José Francisco Ruiz Massieu, ex gobernador de Guerrero. Mario señaló a altas esferas del gobierno de perpetrar el crimen y acusó como autor intelectual a Raúl Salinas de Gortari, quien fue condenado a 27 años de cárcel en 1995.

Más tarde, Mario fue acusado por el gobierno federal dirigido por Carlos Salinas, de recibir sobornos y tener nexos con el narcotráfico gracias a su puesto de procurador, fue perseguido hasta ser detenido en Estados Unidos, donde se suicidó en 1999 según fuentes oficiales estadounidenses y mexicanas.



Otro de los narcopolíticos fue Mario Villanueva Madrid. Gobernó Quintana Roo de 1993 a 1999. Durante su mandato fue investigado por nexos con el cártel de Juárez, organización criminal que estuvo encabezada por Amado Carrillo Fuentes, el Señor de los Cielos, hasta 1997. A partir de entonces, mantuvo vínculos con Ramón Alcides Magaña, “El Metro”, uno de los principales operadores de esa organización criminal.

Una investigación difundida por la entonces Procuraduría General de la República (PGR) reveló que Villanueva Madrid recibió entre 400 mil y 500 mil dólares por permitir la libre manipulación de cargamentos de droga en la entidad. La confabulación del gobernador con el crimen organizado, que presumió la autoridad, habría tenido una duración de al menos cinco años. Incluso, el Ministerio Público Federal detectó que el mandatario amasó una fortuna sospechosa de 1994 a 1999, periodo en el cual manejó cuentas en bancos de Estados Unidos, Suiza, Panamá y Bahamas.

Villanueva fue extraditado a Estados Unidos en 2013 y condenado a 11 años de prisión, pero deportado a México en 2016 debido a su delicado estado de salud.

Cómo podemos observar, el PRI en el poder creo una red de complicidades entre el narco y la política por el dinero, que continuó con el PAN.