Los caminos de la vida.



Los caminos de la vida no son como yo pensaba, parte de la canción “Los Caminos de la Vida”, del compositor colombiano Omar Geles. 

Julio Gálvez

El estado de Hidalgo, históricamente conocido por su arraigada tradición política y la preeminencia del Partido Revolucionario Institucional (PRI), enfrenta un momento de cambio y desafío a medida que el espectro político evoluciona. Con más de 90 años de gobierno priista y una sola corriente ideológica, el panorama se ha vuelto más diverso con la aparición de nuevos actores políticos y la llegada de Morena al poder. Sin embargo, incluso dentro de esta nueva etapa, se vislumbra una persistente búsqueda de beneficios personales por parte de algunos actores políticos.

La presencia del partido Morena en Hidalgo ha supuesto un cambio significativo después de décadas de dominio del PRI. Sin embargo, el proceso de transición no ha estado exento de desafíos. Aunque Morena ha abogado por ideales de cambio, transparencia y participación ciudadana, algunos políticos locales parecen mantener una perspectiva enfocada en sus propios intereses personales. No llevan ni un año en el puesto y ya buscan los cargos de elección popular conforme a las prácticas y formas de sus ídolos priistas que dominaron por décadas.

El fenómeno de apoyar a diferentes líderes políticos dentro de Morena, primero a Marcelo Ebrard, después a Claudia Sheinbaum y al último a Adán Augusto, revela una dinámica en la que algunos políticos hidalguenses buscan alinearse con quienes creen que les brindarán mayores oportunidades de poder y ascenso político. Esta tendencia podría interpretarse como una búsqueda pragmática de influencia y posición dentro del partido, en lugar de una adhesión profunda a principios ideológicos.

Es importante destacar que este enfoque individualista no es exclusivo de ningún partido político o estado. Sin embargo, en Hidalgo, después de décadas de una forma de pensar y hacer política implantada por el PRI, el reajuste hacia una democracia más pluralista y la competencia entre diferentes partidos y corrientes de pensamiento requieren un mayor compromiso con principios ideológicos sólidos y el bienestar colectivo.

En este orden de ideas, ante la caída del PRI en Hidalgo, surge la oportunidad de replantear la forma en que se concibe la política en la región. A medida que el escenario político se diversifica, es fundamental que los líderes emergentes consideren el interés público y los valores ideológicos al tomar decisiones políticas.

El camino a un cambio verdadero en Hidalgo implica no solo superar décadas de un solo partido en el poder, sino también cultivar una cultura política basada en la responsabilidad, la ética y la representación genuina de las necesidades y aspiraciones de la población. 

Solo a través de un enfoque colectivo y una visión a largo plazo por medio de ideales, se podrá superar la tentación de la política de pactos basada en el beneficio individual y avanzar hacia un sistema político más inclusivo y equitativo en el estado.