
Alonso Quijano
Parece que la estrategia de seguridad en México está sufriendo un cambio silencioso pero contundente. Claudia Sheinbaum, desde su nueva posición como presidenta de la República, ha comenzado a darle un protagonismo diario a Omar García Harfuch en las mañaneras. ¿Casualidad? Difícil de creer. Todo apunta a que la mandataria busca reposicionar al exjefe de la policía capitalina como su delfín político, y de paso, abandonar la doctrina de “abrazos, no balazos” que caracterizó el gobierno de AMLO.
No olvidemos que durante el sexenio de López Obrador, García Harfuch fue descartado como posible jefe de Gobierno de la Ciudad de México. En su lugar, la candidatura fue para Clara Brugada, decisión que generó tensiones internas en Morena. Pero Sheinbaum tiene sus propias prioridades, y ahora que ocupa la silla presidencial, parece decidida a impulsar a los suyos, particularmente a quienes representan su versión del “PRIMOR”: una mezcla entre la mano dura priista y la bandera progresista de Morena.
La constante aparición de Harfuch en temas de seguridad no es solo una casualidad mediática, sino parte de una estrategia clara. Sheinbaum no solo busca marcar distancia del fallido discurso de AMLO, sino también construir su propia narrativa: una política más cercana a los “balazos”, pero con un toque de legitimidad técnica que García Harfuch aporta como exfuncionario con experiencia policial.
El mensaje es claro. Mientras el país enfrenta una crisis de inseguridad que ya no puede disfrazarse con discursos pacifistas, Sheinbaum se perfila para aplicar una política más frontal. Y con ello, va pavimentando el camino para su delfín. Si en 2018 Harfuch no llegó al gobierno de la CDMX, ahora, bajo la protección de Sheinbaum, sus posibilidades se incrementan significativamente.
En política, los tiempos cambian y las lealtades también. Lo que AMLO descartó, Sheinbaum lo resucita. El “Primor” sigue en marcha, y las piezas se están acomodando para que Harfuch juegue un papel crucial en los próximos años. Parece que los abrazos quedaron en el pasado.