AMLO, el maestro del ajedrez político: la trampa perfecta para los chapulines de Morena



#Opinión | Jorge Montejo

¿De verdad creen que Andrés Manuel López Obrador no sabía lo que estaba haciendo al llenar Morena de chapulines y expriistas de quinta? Vamos, no seamos ingenuos. El hombre que construyó un movimiento basado en la lucha contra la corrupción, que denunció a los “neoliberales” como el cáncer del país, ¿de pronto se rodeó de ellos por error? No, señores, esto fue un plan maestro.

AMLO sabía perfectamente que, una vez que dejara el poder y desapareciera de los medios, la opinión pública evidenciaría a todos esos oportunistas que se colgaron de su imagen. Sin su sombra para protegerlos, los “nuevos morenistas” –que hasta hace poco eran fieles servidores del PRI, PAN, PRD o cualquier otro partido que les diera hueso– quedarían en ridículo.

Porque una cosa es AMLO y otra muy diferente es el circo de chapulines en el que se ha convertido Morena. Exgobernadores que ayer juraban lealtad a los regímenes más corruptos, senadores que han pasado por más partidos que camisetas de fútbol, alcaldes que en 2018 atacaban a la 4T y hoy se creen más obradoristas que el propio AMLO. Todos encontraron en Morena un refugio… pero solo temporalmente.

El colmo del cinismo llegó cuando Andy López Beltrán, el hijo del presidente, apareció credencializando a los máximos chapulines de la política mexicana. Lo que parecía una jugada estratégica solo detonó una bomba de tiempo al interior de Morena. Porque, si bien AMLO permitió la entrada de estos personajes con una visión pragmática del poder, lo que Andy hizo fue validar su presencia de manera abierta, desatando la furia de las bases obradoristas y de la izquierda auténtica del movimiento.

Y aquí viene lo interesante: las bases no olvidan. Esa militancia de izquierda que en 2006 y 2012 defendió a López Obrador, que recorrió calles, pegó propaganda y luchó contra el fraude, ahora ve cómo su partido se llena de los mismos personajes contra los que lucharon. Ese conflicto interno en Morena es inevitable y será la verdadera prueba de fuego para el partido.

Morena, que nació como la esperanza de México, se ha convertido en un arca de Noé para toda la fauna política oportunista. Y AMLO, en su retiro, debe estar disfrutando el espectáculo con una taza de chocolate tabasqueño en la mano, sabiendo que el destino de estos impostores es claro: sin él como líder, Morena está condenada a la implosión.

Así que sí, AMLO lo sabía. Sabía que, con el tiempo, Morena se convertiría en el museo de cera de la política mexicana, lleno de figuras artificiales que, en cuanto pierden la iluminación adecuada, dejan ver su verdadera naturaleza. Ahora, solo queda esperar y ver cuándo estalla la bomba que él mismo dejó lista.