
Julio Gálvez
La creación del estado de Hidalgo en 1869 respondió a una compleja estrategia política conocida como “gerrymandering”, aplicada durante la presidencia de Benito Juárez, con el objetivo específico de debilitar el poder político concentrado en el Estado de México. Este movimiento estratégico desarticuló cacicazgos poderosos que amenazaban con desestabilizar la gobernabilidad del país, dando lugar a un nuevo territorio conformado por regiones pertenecientes anteriormente a los estados de México, Puebla y Querétaro.
En sus primeros años, el recién formado estado carecía de grupos políticos claramente definidos, siendo gobernado por personajes cuyas decisiones respondían principalmente a intereses personales o a la necesidad urgente de consolidar una estructura administrativa estable. Así, emergieron las primeras administraciones con gobernadores como Juan Crisóstomo Doria González (primer gobernador provisional, en 1869), Antonino Tagle (segundo gobernador constitucional, 1869-1873) y Francisco de Asís Osorio (tercer gobernador constitucional). Estos mandatarios se alternaron el poder en un ambiente de constante convulsión política, producto de la reciente formación del estado.
El cuarto gobernador fue Justino Fernández Mondoño, elegido para el periodo 1873-1877, pero que fue destituido por la Diputación Permanente del Congreso de Hidalgo luego del triunfo del Plan de Tuxtepec. Joaquín Claro Tapia, quien fungía como presidente del Tribunal Superior de Justicia, fue designado gobernador interino para cubrir este vacío de poder.
Sin embargo, es hasta la llegada de la familia Cravioto, originaria de Puebla, cuando realmente se estructura la clase política en Hidalgo. Rafael Cravioto, segundo gobernador constitucional del estado (1877-1881), inició una era caracterizada por un liderazgo que daría paso al primer grupo político hidalguense. Sus hermanos, Simón Cravioto (gobernador de 1881 a 1885 y veterano de la Guerra de Reforma y la Batalla del 5 de mayo) y Francisco Cravioto (gobernador de 1885 a 1889, también veterano de la Guerra de Reforma y de la Intervención Francesa), fortalecieron esta estructura familiar-política en la región.
Con el paso del tiempo y derivado de esta concentración de poder en pocas familias, comenzaron a consolidarse grupos políticos y cacicazgos regionales. En la Huasteca hidalguense surgieron los Azuara, un poderoso grupo local enfrentado con Matías Rodríguez quien era callista. Este conflicto interno se convirtió en tierra fértil para la irrupción política de Javier Rojo Gómez quien era cardenista, un personaje clave en la historia política hidalguense y nacional.
Javier Rojo Gómez logró consolidar su poder aprovechando conflictos internos y externos; alineado con Lázaro Cárdenas, llegó a gobernar Hidalgo del 1 de abril de 1937 al 30 de noviembre de 1940 bajo las siglas del Partido de la Revolución Mexicana. Durante su mandato, Hidalgo destacó a nivel nacional por la intensa construcción de carreteras y la repartición de más de 76 mil hectáreas de tierras que gobiernos anteriores habían dejado intactas.
La influencia de Rojo Gómez fue tan decisiva que llegó a colocar a varios de sus aliados en el poder, incluyendo a Fausto Trejo, Lauro Alburquerque, José Lugo Guerrero, Raymundo L. Gómez y Rafael Márquez Vega, quienes asumieron interinatos por licencias políticas de Matías Rodríguez, su principal rival.
El general Alfonso Corona del Rosal jugó un papel clave en la continuidad de las obras de irrigación en Hidalgo, iniciadas por Javier Rojo Gómez. Como su secretario particular en la Ciudad de México, Corona del Rosal adquirió experiencia en la administración pública y más tarde, como gobernador de Hidalgo (1957-1961), dio seguimiento a los proyectos hidráulicos impulsados por Rojo Gómez. Su gestión permitió el desarrollo agrícola del Valle del Mezquital, facilitando el acceso al agua en una región históricamente árida. Finalmente, estas obras fueron concluidas bajo el gobierno de Jorge Rojo Lugo, consolidando así un sistema de riego fundamental para la modernización del campo hidalguense.
Durante la administración de Manuel Sánchez Vite, quien impuso a Otoniel Miranda surgió un conflicto social. La tensión derivada de la imposición llevó al Senado de la República a declarar la desaparición de poderes en Hidalgo, destituyendo a Miranda y llegando al poder Lozano Ramírez, quien posteriormente fue suplantado por Jorge Rojo Lugo, impulsado por el presidente José López Portillo para restaurar la estabilidad.
Durante los gobiernos de Javier Rojo Gómez y Rojo Lugo destacaron por obras públicas significativas, colocando a Hidalgo como el estado número uno en construcción de carreteras y llevando a cabo la repartición agraria de 76,303 hectáreas, afectando latifundios que gobiernos anteriores no habían tocado.
Tras Rojo Lugo, la clase política hidalguense continuó fortaleciéndose bajo el liderazgo del Grupo Huichapan, estableciendo redes nacionales que llegaron hasta personajes como Manuel Bartlett y Miguel de la Madrid, a quienes Rojo Gómez impulsó personalmente en sus carreras políticas, extendiendo su influencia incluso fuera de Hidalgo.
La consolidación definitiva de esta clase política regional ocurre en los años siguientes, ya en tiempos modernos que son materia de otro artículo, destacando figuras contemporáneas que emergieron bajo el amparo de esta tradición política, tales como Guillermo Rosell, Adolfo Lugo, Jesús Murillo Karam, Humberto Lugo Gil, Manuel Ángel Núñez Soto, Miguel Ángel Osorio Chong, Francisco Olvera Ruiz, Omar Fayad y Julio Menchaca ahora con Morena que aún está escribiendo su historia en un nuevo período para Hidalgo.
De esta manera, desde una maniobra estratégica en tiempos de Benito Juárez hasta nuestros días, la clase política hidalguense se construyó sobre alianzas, conflictos familiares y la creación de poderosos grupos políticos que aún hoy influyen profundamente en el destino del estado.
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P.D. Es interesante destacar que, durante la Revolución Mexicana, el estado de Hidalgo tuvo brevemente a un gobernador de origen ruso. José Kotuscey, nacido en el Imperio Ruso, llegó a México a principios de 1914 y se unió a las fuerzas de Francisco Villa. El 16 de julio de 1915, asumió como gobernador provisional de Hidalgo tras la toma de Pachuca por las fuerzas villistas. Su mandato fue efímero, ya que el 19 de julio de 1915 fue reemplazado por el general villista Roberto Martínez y Martínez. Posteriormente, Kotuscey fue capturado por fuerzas carrancistas y fusilado en Pachuquilla el 26 de julio de 1915.