
Hidalgo y la revocación de mandato: ¿El primer caso de prueba para el gobierno de Sheinbaum?
#Opinión | Julio Gálvez
La ola de violencia y protestas en Hidalgo se ha intensificado, reflejando un descontento social cada vez más difícil de contener. Sin embargo, este panorama no es nuevo ni inesperado. Durante su gobierno, Andrés Manuel López Obrador promovió la revocación de mandato como un mecanismo para que el pueblo pudiera retirar a un gobernante en turno si consideraba que había perdido su confianza. Ahora, el gobierno de Claudia Sheinbaum enfrenta la oportunidad –o el dilema– de poner en práctica ese instrumento creado por AMLO. Si no lo hace, la revocación de mandato se convertirá en letra muerta, un concepto propagandístico que, en la realidad, jamás podrá aplicarse contra quienes ostentan el poder.
Hidalgo podría ser el ejemplo perfecto de ello. Conforme se acerca la renovación del mandato, parece ser que el gobierno estatal ha desplegado una estrategia de intimidación contra el pueblo para reducir su participación libre y consciente en el proceso, como hacía el PRI en tiempos electorales.
La represión ocurrida el 8 de marzo es un ejemplo de muchos otros de ello. Durante la marcha del #8M, mujeres, sus hijas e incluso familias enteras salieron a protestar pacíficamente. Figuras de izquierda como Tonatiuh Herrera y su madre, la doctora Irma, fueron vistas regalando flores en un gesto de empatía y apoyo a la causa feminista. Sin embargo, al final de la marcha, el gobierno estatal falló o permitió –facilitó– que grupos de choque se infiltraran, provocando violencia para deslegitimar la protesta y reprimir el grito de justicia de decenas de mujeres y niñas víctimas de violencia en Hidalgo.
Incluso los colectivos feministas acreditaron a las mujeres que marcharon en su representación, quienes actuaron en todo momento de forma pacífica.
Este gobierno ha demostrado ser machista no solo por su respuesta represiva a las manifestaciones de todo tipo, sino también por la forma en que ha instrumentalizado el feminismo a su favor. Funcionarias que en su momento se presentaron como activistas feministas han utilizado el movimiento solo para obtener un puesto en el gobierno, sin generar cambios reales ni atender las exigencias de las mujeres que sufren violencia estructural en el estado.
Un claro contraste con lo que en su momento representaron figuras históricas del feminismo, como Susan B. Anthony en Estados Unidos. Anthony no buscó un cargo público ni usó la lucha feminista como un trampolín político; por el contrario, dedicó su vida a exigir derechos reales, como el voto para las mujeres y la igualdad jurídica. A diferencia de las activistas de escritorio del gobierno de Hidalgo, que solo aparecen en fechas conmemorativas y guardan silencio ante la represión, Anthony fue arrestada por ejercer su derecho al sufragio y luchó hasta su último día por la justicia social.
Si Claudia Sheinbaum realmente quiere consolidar su legado como una gobernante comprometida con la democracia, debe demostrar que la revocación de mandato es un mecanismo que funciona, inventado por AMLO, sino un mecanismo que puede aplicarse cuando el pueblo lo exija. Hidalgo se encuentra en un punto de inflexión: o se convierte en un laboratorio de participación ciudadana genuina o en otro caso de manipulación política donde los poderosos se blindan mientras reprimen a quienes los cuestionan.
Este gobierno ha demostrado ser machista no solo por su respuesta represiva a las manifestaciones de todo tipo, sino también por la forma en que ha instrumentalizado el feminismo a su favor. Funcionarias que en su momento se presentaron como activistas feministas han utilizado el movimiento solo para obtener un puesto en el gobierno, sin generar cambios reales ni atender las exigencias de las mujeres que sufren violencia estructural en el estado.
Un claro contraste con lo que en su momento representaron figuras históricas del feminismo, como Susan B. Anthony en Estados Unidos. Anthony no buscó un cargo público ni usó la lucha feminista como un trampolín político; por el contrario, dedicó su vida a exigir derechos reales, como el voto para las mujeres y la igualdad jurídica. A diferencia de las activistas de escritorio del gobierno de Hidalgo, que solo aparecen en fechas conmemorativas y guardan silencio ante la represión, Anthony fue arrestada por ejercer su derecho al sufragio y luchó hasta su último día por la justicia social.
Si Claudia Sheinbaum realmente quiere consolidar su legado como una gobernante comprometida con la democracia, debe demostrar que la revocación de mandato es un mecanismo que funciona, inventado por AMLO, sino un mecanismo que puede aplicarse cuando el pueblo lo exija. Hidalgo se encuentra en un punto de inflexión: o se convierte en un laboratorio de participación ciudadana genuina o en otro caso de manipulación política donde los poderosos se blindan mientras reprimen a quienes los cuestionan.