La industria automotriz se encuentra en una encrucijada debido a la reciente imposición de aranceles del 25% por parte de Estados Unidos a las importaciones de vehículos desde México y Canadá. Esta medida ha generado preocupación en fabricantes como Volkswagen y Stellantis, quienes podrían enfrentar pérdidas significativas en sus ingresos anuales.
Volkswagen, con una producción en México que incluye modelos como Jetta, Taos, Tiguan y Q5, exporta una parte considerable de estos vehículos al mercado estadounidense. Según estimaciones de la consultora Stifel Research, la compañía podría ver afectados sus ingresos en aproximadamente 8,000 millones de euros debido a los nuevos aranceles.
A pesar de este panorama, Volkswagen ha reafirmado su compromiso con el mercado estadounidense. El CEO de la compañía, Oliver Blume, expresó su confianza en el potencial de crecimiento en Estados Unidos, destacando inversiones significativas, como una planta de baterías de 4,800 millones de euros en Ontario, Canadá, destinada a abastecer futuros vehículos eléctricos. Este movimiento busca contrarrestar la disminución de ventas en China y Europa, enfocándose en aumentar su participación en el mercado estadounidense del 4% actual a un objetivo del 10% para 2030.
En cuanto a la planta de Volkswagen en Puebla, México, la empresa ha desmentido rumores sobre un posible traslado de sus operaciones a Estados Unidos. La compañía ha enfatizado que mover una planta de ensamblaje no es un proceso sencillo, debido a la complejidad de la infraestructura y la red de proveedores establecida. Volkswagen continúa operando en México, reconociendo la importancia estratégica de sus plantas en Puebla y Guanajuato para su cadena de suministro global.
La implementación de los aranceles también ha llevado a Volkswagen a enfrentar desafíos administrativos relacionados con el cumplimiento del Valor de Contenido Laboral (VCL) establecido por el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). La compañía ha señalado que la verificación de salarios en su cadena de suministro es un proceso oneroso y confuso, especialmente cuando algunos proveedores consideran esta información como confidencial. Volkswagen ha solicitado una norma que presuma que los proveedores con sede en Estados Unidos pagan a su fuerza laboral al menos 16 dólares por hora, para simplificar el proceso de certificación del VCL.
Mientras tanto, la administración del presidente Donald Trump ha destacado que los aranceles están incentivando a las empresas a considerar la expansión de sus operaciones en Estados Unidos. Fabricantes de automóviles como Honda, Hyundai y Stellantis están evaluando aumentar su producción en territorio estadounidense para evitar los aranceles y fortalecer su presencia en el mercado local.