Noroña en Hidalgo: ¿Apoyará a las bases o apapachará expriístas?



#Opinión | Jorge Montejo

Gerardo Fernández Noroña llegará a Hidalgo este viernes y sábado. ¿A qué viene? ¿A escuchar a las bases que durante años lo han respaldado? ¿A levantar la voz por los de abajo, como tantas veces prometió? No. Viene en gira informativa donde seguramente no se meterá con sus compañeros expriístas recién desempacados y empoderados. 

Y es que ahora los expriístas en morena y los juniors del priismo, son los que apoyan a Noroña.

Porque sí, mientras la militancia morenista originaria —esa que pintó bardas, caminó calles y se enfrentó al aparato priísta cuando estaba en su apogeo— hoy es relegada, desplazada y borrada del mapa político en Hidalgo, Noroña prefiere el silencio. Un silencio elegante, cómodo, institucional… ¿transformador?

Durante años, el compañero Noroña fue voz incómoda, azote del poder y figura entrañable de la izquierda. Lo abrazaron las bases, lo siguieron los jóvenes, lo defendieron los más radicales, y lo impulsaron los que creían que una izquierda firme podía ser parte del cambio verdadero. Hoy, esas mismas bases lo miran de frente, esperando que diga algo —cualquier cosa— sobre la imposición sistemática de expriístas en cargos clave de Morena Hidalgo. Pero Noroña calla. Porque ahora, los expriístas son sus compañeros. Y a los compañeros, se les defiende.

Parece que en la Cuarta Transformación, la nueva lealtad no es hacia el pueblo, ni hacia la militancia, ni hacia quienes hicieron posible el movimiento. La nueva lealtad es hacia quien tenga el poder y el dinero suficiente para llevarse las candidaturas.

Así que bienvenido, camarada Noroña, a Hidalgo. Acá la militancia sigue luchando, resistiendo, organizándose a pesar del desprecio y del olvido. Tal vez no haya reflectores, tal vez no haya micrófonos ni spots, pero hay memoria. Y la memoria, tarde o temprano, siempre cobra factura.

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PD. Mientras los verdaderos compañeros de Noroña —las bases de izquierda que construyeron el movimiento— son desplazados en Hidalgo, el presidente del Senado sonríe al lado de Julio Menchaca y firma convenios con el Congreso local. Todo mientras avanza, sin freno, la estrategia del gobernador: sacar por la puerta a los de abajo, para meter por detrás a los mismos de siempre para que siga la mafia del poder —la derecha, los caciques y juniors— ahora disfrazados de transformación. Y para justificarlo, se les acusa ante los machuchones de México de indisciplinados, de falta de preparación, como si la gente humilde no mereciera un lugar en la Cuarta Transformación que ellos mismos ayudaron a levantar.