
#Opinión | Jorge Montejo
El reciente nombramiento de Adrián Rubalcava como director del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro en la Ciudad de México ha puesto de manifiesto un fenómeno que muchos militantes de Morena temían desde hace tiempo: la infiltración de perfiles de derecha en el partido. La designación, realizada por Clara Brugada el pasado 6 de mayo, ha generado una ola de críticas y especulaciones sobre un posible retorno de la derecha al interior de Morena, justo cuando el partido se encuentra en una etapa de consolidación política.
Rubalcava, conocido por su trayectoria en el PRD, PRI y más recientemente el PVEM, ha sido una figura polémica en la política capitalina. Su paso por el PRI dejó huellas que aún resuenan en la memoria de muchos ciudadanos, quienes lo asocian con prácticas políticas tradicionales que, en su momento, Morena prometió erradicar. Ahora, tras su designación al frente del Metro, surge la incómoda pregunta: ¿está Morena comenzando a abrir sus puertas a antiguos cuadros priistas y políticos de derecha con el objetivo de ampliar su espectro político?
Durante años, Morena se erigió como una alternativa al régimen neoliberal, criticando duramente las prácticas políticas del PRI y del PAN. Sin embargo, con la llegada de figuras como Rubalcava a puestos clave, el partido parece estar dando un giro pragmático que muchos interpretan como una traición a sus principios fundacionales. Algunos militantes afirman que, bajo el discurso de la “unidad”, se están colando personajes que representan lo que Morena históricamente ha combatido.
Las críticas no se han hecho esperar. Integrantes de la base morenista se han manifestado en contra de lo que consideran una “derechización” del partido, argumentando que abrir las puertas a expriistas y personajes ligados a la política tradicional socava la identidad del movimiento. No obstante, Clara Brugada y otros dirigentes defienden la decisión bajo el argumento de que Morena debe ser inclusivo y aprovechar la experiencia de políticos que han decidido sumarse al proyecto de la Cuarta Transformación.
El pragmatismo político no es algo nuevo en Morena, pero la inclusión de figuras de derecha en posiciones estratégicas representa un riesgo significativo para la cohesión interna. Algunos analistas señalan que, si bien la estrategia podría fortalecer al partido en términos electorales al atraer simpatizantes de otros sectores, también podría alienar a la militancia tradicional que se ha mantenido fiel al proyecto de transformación social. El nombramiento de Rubalcava debe analizarse dentro de un contexto más amplio: la transición de Morena de un movimiento insurgente a un partido dominante. En esa evolución, el riesgo de convertirse en un nuevo PRI —donde conviven distintos intereses y corrientes políticas bajo un mismo techo— está más latente que nunca. La pregunta ya no es solo si Morena podrá mantener su identidad, sino si está dispuesto a sacrificarla en nombre de la expansión política.
La incorporación de personajes como Rubalcava podría marcar el inicio de una tendencia preocupante: el retorno de la derecha al poder, esta vez desde el interior de Morena. Aunque Claudia Sheinbaum y otros líderes del partido intenten minimizar la controversia, la realidad es que la presencia de figuras políticas con antecedentes conservadores podría terminar por desgastar la base ideológica que le dio origen al movimiento.
Si bien la inclusión de estos perfiles puede verse como una estrategia electoral para consolidar el poder político, también podría representar el germen de una fractura interna que termine debilitando al partido en el largo plazo. Morena enfrenta, una vez más, el dilema de mantenerse fiel a sus raíces o transformarse en un partido amplio pero ideológicamente diluido.
En este orden de ideas, aunque Morena ha logrado desbancar al PRI en términos formales, en la práctica la derecha sigue manteniendo un control férreo, adaptándose y manteniendo sus privilegios bajo el nuevo sello partidista. ¿Será este el futuro de Morena a nivel nacional? ¿Le sucederá lo mismo que al PRI?