
Ricardo Montoya
José 'Pepe' Mujica, expresidente de Uruguay, falleció este martes a los 89 años. El exmandatario, uno de los principales referentes de la izquierda latinoamericana en las últimas décadas, había anunciado el pasado 9 de enero en una entrevista que el cáncer que se le había detectado en el esófago se le había extendido al hígado y que no iba a recibir un nuevo tratamiento.
“Ya terminó mi ciclo.Me estoy muriendo y el guerrero tiene derecho a su descanso”, dijo entonces, quien es considerado cómo símbolo mundial de la política austera y humanista.
Murió en su casa de Rincón del Cerro, rodeado de su entorno más cercano.
Mujica fue presidente de Uruguay entre 2010 y 2015, período en el que impulsó reformas progresistas que marcaron al país sudamericano y resonaron en el mundo.
Su vida estuvo marcada por la coherencia: rechazó los lujos del cargo, vivió en su modesta chacra, donó gran parte de su salario y se movilizaba en su viejo Volkswagen Fusca.
Pidió ser sepultado junto a su perra Manuela. Así se despide un hombre que hizo de la política un acto de servicio y de la vida, una lección de humildad.
Mujica conmovió al mundo al llegar al Gobierno de Uruguay el 1 de marzo de 2010. Medios de comunicación de todo el planeta contaron la historia del exguerrillero que con 75 años se convertía en presidente liderando una coalición de izquierda.
Era el punto culminante de una vida marcada por el compromiso político con los sectores más vulnerables.
Pepe, sobrenombre que con cariño lo saludaban los uruguayos, militó desde muy joven. Tenía 14 años cuando empezó en una “agrupación anarco”, según contó él mismo y fue relacionándose cada vez más con partidos de izquierda y abrazando el marxismo. Fue un ávido lector de historia, biología y literatura, y tuvo una fuerte formación humanística.
Naturaleza y austeridad
Mujica creció en Paso de la Arena, una zona ubicada al oeste de Montevideo, de clase obrera y bastión de la resistencia a la última dictadura (1973-1985). Aprovechando la hectárea de campo que tenía la familia ahí, Pepe Mujica plantaba verduras y flores que vendía para ayudar a su madre, Lucy Cordano. Su padre, Demetrio Mujica, murió cuando él tenía 16 años. El apego a la tierra –siguió cultivando flores–, la austeridad y su hablar campechano han sido sus marcas distintivas.