La nueva política de Etecsa encarece el acceso a internet y agrava la crisis cotidiana en la isla.
En una Cuba golpeada por la crisis económica, los apagones y la escasez, el internet se había convertido en una herramienta vital: para informarse, para comunicarse con el exterior o incluso para generar ingresos. Sin embargo, ese acceso ahora parece estar fuera del alcance de muchos.
La empresa estatal de telecomunicaciones, Etecsa, impuso recientemente un límite de recarga de 360 pesos cubanos (unos 15 dólares), que solo permite adquirir 6 GB de datos al mes. A partir de ese punto, los precios se disparan: 3 GB adicionales cuestan más de 3.300 CUP, el equivalente a 140 dólares, mientras que un paquete de 15 GB llega a costar casi 12.000 CUP (490 dólares).
Estas cifras están muy por encima de lo que puede pagar la mayoría de los cubanos. El salario promedio en el sector estatal ronda los 6.500 CUP (271 dólares), y los pensionados reciben apenas 2.075 CUP (86 dólares). Para muchos, el costo de seguir conectados implica sacrificar necesidades básicas.
El economista Pedro Monreal, quien compartió estos datos en su cuenta de X (antes Twitter), subrayó la desconexión entre los precios y la realidad económica de la población. Por su parte, medios oficiales como Cubadebate reconocen que el consumo promedio de internet en la isla ronda los 10 GB mensuales, por lo que la nueva política no cubre las necesidades básicas de uso.
La frustración se ha hecho viral: en redes sociales, muchos usuarios denuncian que conectarse se ha vuelto un lujo. “Entre comer o tener datos, no hay elección”, lamenta una joven habanera en un video que circula en TikTok.
En un país donde la conexión también ha sido clave para la organización social y la protesta pacífica, el encarecimiento del servicio representa mucho más que un problema técnico: es un nuevo límite a la libertad digital de los cubanos.