
Alonso Quijano
La tensión en Medio Oriente alcanza niveles críticos. Catar anunció el cierre total de su espacio aéreo, una medida sin precedentes que responde al temor de un inminente contraataque por parte de Irán. La pequeña pero estratégica nación alberga la base aérea Al Udeid, el principal centro militar estadounidense en la región, con más de 10,000 soldados, cazas de combate, tanques y equipos logísticos. La decisión catarí es interpretada como una maniobra de protección frente a posibles represalias iraníes tras los recientes bombardeos de EE.UU. contra instalaciones nucleares en Irán.
Este cierre aéreo implica no sólo una interrupción del tráfico civil, sino también una señal clara del nerviosismo que se respira en los gobiernos del Golfo. Catar, aunque aliado de Washington, teme quedar atrapado en el fuego cruzado de una guerra que escala cada hora. Mientras tanto, Teherán mantiene un discurso desafiante, y el mundo espera en vilo el momento en que la República Islámica anuncie su respuesta definitiva. El estrecho de Ormuz ya es zona roja, y ahora el cielo del Golfo también se convierte en una frontera invisible del conflicto.