
Alonso Quijano
16 de julio de 2025
La política tabasqueña vuelve a ser epicentro de un terremoto de alto calibre. Esta vez, el epicentro no es solo la fuga de un presunto criminal, sino las conexiones que empiezan a emanar desde el corazón del poder: Hernán Bermúdez Requena, exsecretario de Seguridad Pública en el sexenio de Adán Augusto López Hernández, está hoy en fuga y señalado como presunto líder del grupo criminal “La Barredora”, vinculado al Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). Y la onda expansiva ya tocó al Senado de la República.
El caso ha sido un escándalo por los vínculos políticos que lo rodean. En círculos cerrados, el titular de Bucareli —ahora mandamás del Senado— ha deslizado que Bermúdez no llegó a donde está por casualidad, sino impulsado por una red de poder tabasqueño en la que destacan nombres como Ramiro López Obrador, actual secretario de Gobierno de Tabasco y hermano del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Según los dichos del propio Adán Augusto, tanto Ramiro como Octavio Romero Oropeza, actual director del Infonavit, fueron clave para catapultar la carrera del hoy prófugo. A esta constelación se suma Jaime Lastra, diputado federal y exprocurador estatal, otro viejo aliado del senador.
Todo esto sale a la luz justo después de que el gobernador Javier May —cercano a Romero Oropeza— prometiera investigar a fondo la trayectoria y los presuntos delitos de Bermúdez. La advertencia no pasó desapercibida para Adán Augusto, quien en los hechos parece estar replegándose ante un posible ajuste de cuentas interno dentro del morenismo tabasqueño. Los cuchillos han salido.
La situación no podría ser más oportuna (o inoportuna) para el exsecretario de Gobernación. A pocos días de un nuevo cónclave de Morena, donde se discutirán candidaturas y pactos de cara al 2030, Adán Augusto llega debilitado, señalado por sus nexos con un grupo delictivo que, además, no es menor para el gobierno estadounidense. “La Barredora”, de acuerdo con fuentes federales, tiene como negocio principal el robo de combustible —el infame huachicol— y mantiene alianzas con el CJNG, organización ya designada como grupo terrorista por la Casa Blanca.
El problema ya no es solo interno. La crisis comienza a tener aristas internacionales. Para Washington, la relación entre figuras políticas mexicanas y organizaciones criminales dedicadas al huachicol representa una amenaza directa a la seguridad energética de Norteamérica. La fuga de Bermúdez, lejos de ser vista como un hecho aislado, podría escalar en la agenda bilateral, especialmente si las autoridades estadounidenses perciben que hay omisiones, encubrimientos o pactos de impunidad.
Así, el plan de Adán Augusto para construir su candidatura de 2030 podría naufragar antes de zarpar. El senador, que aspiraba a convertirse en el nuevo aglutinador del morenismo post-sheinbaumista, ahora carga con un lastre demasiado pesado: la sombra de un prófugo, el ruido del huachicol y la sospecha de un narcoestado enquistado en su tierra natal.
Porque, al final, Tabasco no solo es cuna de políticos poderosos… también lo es de silencios peligrosos.
La política tabasqueña vuelve a ser epicentro de un terremoto de alto calibre. Esta vez, el epicentro no es solo la fuga de un presunto criminal, sino las conexiones que empiezan a emanar desde el corazón del poder: Hernán Bermúdez Requena, exsecretario de Seguridad Pública en el sexenio de Adán Augusto López Hernández, está hoy en fuga y señalado como presunto líder del grupo criminal “La Barredora”, vinculado al Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG). Y la onda expansiva ya tocó al Senado de la República.
El caso ha sido un escándalo por los vínculos políticos que lo rodean. En círculos cerrados, el titular de Bucareli —ahora mandamás del Senado— ha deslizado que Bermúdez no llegó a donde está por casualidad, sino impulsado por una red de poder tabasqueño en la que destacan nombres como Ramiro López Obrador, actual secretario de Gobierno de Tabasco y hermano del expresidente Andrés Manuel López Obrador. Según los dichos del propio Adán Augusto, tanto Ramiro como Octavio Romero Oropeza, actual director del Infonavit, fueron clave para catapultar la carrera del hoy prófugo. A esta constelación se suma Jaime Lastra, diputado federal y exprocurador estatal, otro viejo aliado del senador.
Todo esto sale a la luz justo después de que el gobernador Javier May —cercano a Romero Oropeza— prometiera investigar a fondo la trayectoria y los presuntos delitos de Bermúdez. La advertencia no pasó desapercibida para Adán Augusto, quien en los hechos parece estar replegándose ante un posible ajuste de cuentas interno dentro del morenismo tabasqueño. Los cuchillos han salido.
La situación no podría ser más oportuna (o inoportuna) para el exsecretario de Gobernación. A pocos días de un nuevo cónclave de Morena, donde se discutirán candidaturas y pactos de cara al 2030, Adán Augusto llega debilitado, señalado por sus nexos con un grupo delictivo que, además, no es menor para el gobierno estadounidense. “La Barredora”, de acuerdo con fuentes federales, tiene como negocio principal el robo de combustible —el infame huachicol— y mantiene alianzas con el CJNG, organización ya designada como grupo terrorista por la Casa Blanca.
El problema ya no es solo interno. La crisis comienza a tener aristas internacionales. Para Washington, la relación entre figuras políticas mexicanas y organizaciones criminales dedicadas al huachicol representa una amenaza directa a la seguridad energética de Norteamérica. La fuga de Bermúdez, lejos de ser vista como un hecho aislado, podría escalar en la agenda bilateral, especialmente si las autoridades estadounidenses perciben que hay omisiones, encubrimientos o pactos de impunidad.
Así, el plan de Adán Augusto para construir su candidatura de 2030 podría naufragar antes de zarpar. El senador, que aspiraba a convertirse en el nuevo aglutinador del morenismo post-sheinbaumista, ahora carga con un lastre demasiado pesado: la sombra de un prófugo, el ruido del huachicol y la sospecha de un narcoestado enquistado en su tierra natal.
Porque, al final, Tabasco no solo es cuna de políticos poderosos… también lo es de silencios peligrosos.