Los chapulines y oportunistas: El virus que infectó Morena



Jorge Montejo

21 de julio de 2025

Dicen que Morena iba a cambiar la historia, pero nadie contó con que la historia también sabe infiltrarse y morder por dentro. Toda la debacle que vive hoy el partido tiene nombre y apellido: la invasión de chapulines, esos especialistas en brincar de partido en partido dejando un rastro de podredumbre allá por donde pasan. La derecha no necesitó golpear desde fuera, solo tuvo que enviar a sus mejores (o peor) elementos a disfrazarse de “transformadores” y, como termitas, empezar a carcomer la estructura desde adentro. El resultado está a la vista: Morena convertido en el refugio de toda la basura política reciclada, los mismos rostros de siempre pero ahora vestidos de guinda y jurando lealtad a la “cuarta transformación” mientras negocian con la mano en la espalda.

Lo irónico es que, mientras la militancia auténtica veía pasar a los expriístas, expanistas y expredistas por la puerta grande, la oposición tradicional avanzaba por fuera y el país se acostumbró a la simulación. Morena, en su obsesión por sumar y sumar, abrió la puerta al virus que lo está destruyendo. Hoy, la gran estrategia de la derecha resultó ser dejar que la peste entrara sola. Si hay una lección, es que cuando juntas a todos los oportunistas en un mismo corral, lo único que crece es el hedor… y la nostalgia por aquel ingenuo sueño de regeneración nacional.