
Alonso Quijano
11 de julio de 2025
Jeffrey Lichtman, abogado del narcotraficante Ovidio Guzmán, no se guardó nada al responder a las críticas de la presidenta Claudia Sheinbaum sobre las negociaciones judiciales que su cliente mantiene con Estados Unidos. “Parece vocera de un cártel, no una líder honesta”, lanzó en una entrevista, luego de que la mandataria cuestionara los términos del acuerdo que podría reducir la sentencia del hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán a cambio de cooperación con la justicia estadounidense.
El abogado, conocido por defender a figuras de alto perfil como el propio Chapo, también calificó de “absurdas” las declaraciones tanto de Sheinbaum como de López Obrador respecto al caso del general Salvador Cienfuegos, a quien ambos han defendido públicamente asegurando que las acusaciones en su contra fueron fabricadas por la DEA.
Lichtman fue directo: recordó que fue el gobierno de México el que violó el acuerdo bilateral con EE. UU. al liberar a Cienfuegos tras su repatriación, desechando las pruebas presentadas por la justicia norteamericana. En cambio, ahora se escandalizan por un pacto legal que podría beneficiar a su cliente, cuando —dice— la doble moral proviene precisamente de ellos.
Lo más revelador de esta confrontación no es solo el lenguaje incendiario de un abogado, sino lo que expone sobre el estado actual del poder en México. Desde hace años, se ha denunciado el blindaje político y judicial que protege a las Fuerzas Armadas, incluso cuando existen señalamientos graves en su contra. El caso Cienfuegos es el emblema de esa impunidad institucional. Sheinbaum no solo hereda ese pacto de silencio; lo refuerza, y lo hace con una narrativa que, como bien apunta Lichtman, la hace parecer más una operadora de intereses oscuros que una jefa de Estado independiente.
Hoy, el personaje que pone en evidencia la crisis de justicia en México no es un funcionario, ni un activista, ni un periodista, sino el defensor legal de un capo del narco. Que sea él quien tenga que recordarnos el tamaño de la hipocresía nacional, dice mucho sobre cómo el poder se arrodilla ante el Ejército, mientras simula firmeza frente al crimen organizado. Una paradoja que se repite sexenio tras sexenio… y que Sheinbaum parece dispuesta a perpetuar.
Jeffrey Lichtman, abogado del narcotraficante Ovidio Guzmán, no se guardó nada al responder a las críticas de la presidenta Claudia Sheinbaum sobre las negociaciones judiciales que su cliente mantiene con Estados Unidos. “Parece vocera de un cártel, no una líder honesta”, lanzó en una entrevista, luego de que la mandataria cuestionara los términos del acuerdo que podría reducir la sentencia del hijo de Joaquín “El Chapo” Guzmán a cambio de cooperación con la justicia estadounidense.
El abogado, conocido por defender a figuras de alto perfil como el propio Chapo, también calificó de “absurdas” las declaraciones tanto de Sheinbaum como de López Obrador respecto al caso del general Salvador Cienfuegos, a quien ambos han defendido públicamente asegurando que las acusaciones en su contra fueron fabricadas por la DEA.
Lichtman fue directo: recordó que fue el gobierno de México el que violó el acuerdo bilateral con EE. UU. al liberar a Cienfuegos tras su repatriación, desechando las pruebas presentadas por la justicia norteamericana. En cambio, ahora se escandalizan por un pacto legal que podría beneficiar a su cliente, cuando —dice— la doble moral proviene precisamente de ellos.
Lo más revelador de esta confrontación no es solo el lenguaje incendiario de un abogado, sino lo que expone sobre el estado actual del poder en México. Desde hace años, se ha denunciado el blindaje político y judicial que protege a las Fuerzas Armadas, incluso cuando existen señalamientos graves en su contra. El caso Cienfuegos es el emblema de esa impunidad institucional. Sheinbaum no solo hereda ese pacto de silencio; lo refuerza, y lo hace con una narrativa que, como bien apunta Lichtman, la hace parecer más una operadora de intereses oscuros que una jefa de Estado independiente.
Hoy, el personaje que pone en evidencia la crisis de justicia en México no es un funcionario, ni un activista, ni un periodista, sino el defensor legal de un capo del narco. Que sea él quien tenga que recordarnos el tamaño de la hipocresía nacional, dice mucho sobre cómo el poder se arrodilla ante el Ejército, mientras simula firmeza frente al crimen organizado. Una paradoja que se repite sexenio tras sexenio… y que Sheinbaum parece dispuesta a perpetuar.