En más de 170 países, miles de millones de personas recurren a la medicina tradicional como parte fundamental de su cuidado de salud. Ahora, esta práctica ancestral está experimentando una transformación gracias al uso creciente de la inteligencia artificial (IA).
Durante la reciente Cumbre Global “AI for Good” celebrada en Ginebra, organizaciones internacionales destacaron cómo la combinación de tecnología moderna y saberes ancestrales puede mejorar la atención médica, haciendo que sea más segura, personalizada y accesible para todos.
El informe presentado en el evento revela diversos proyectos en diferentes regiones del mundo: desde el uso de algoritmos para apoyar diagnósticos en la medicina ayurvédica en India, hasta sistemas que identifican plantas medicinales en África, pasando por análisis de compuestos tradicionales en Corea del Sur con potencial para tratar enfermedades complejas.
Una preocupación central es asegurar que el desarrollo tecnológico respete y proteja el conocimiento de las comunidades indígenas, evitando su explotación y promoviendo la participación activa de sus miembros. Para ello, se subraya la importancia de establecer reglas claras sobre la propiedad intelectual y la soberanía sobre los datos recopilados.
Además, se resaltan casos exitosos en países como Canadá, Nueva Zelanda y Australia, donde las propias comunidades gestionan sus datos y colaboran en la creación de marcos legales que garantizan su consentimiento y protección.
Con un mercado global en crecimiento, que se estima podría superar los 600 mil millones de dólares para 2025, la inteligencia artificial ofrece grandes oportunidades para fortalecer la medicina tradicional. Sin embargo, expertos insisten en que es fundamental que estas herramientas se utilicen de manera ética y que las comunidades involucradas sean protagonistas en este proceso, no simples observadoras.
Esta integración de tecnología y tradición abre una nueva era para la salud global, que busca aprovechar lo mejor de ambos mundos en beneficio de todas las personas.