Promesas incumplidas



05/07/25

Inicia el mes de julio, y con ello se cumple el nuevo plazo que fijó la presidente Claudia Sheinbaum Pardo para que comience la entrega de medicamentos en todo el país.

Sin embargo, cada vez menos personas creen en la promesa de la titular del Poder Ejecutivo federal, pues con ésta, son ya al menos 10 las ocasiones en las que ha asegurado que el problema del desabasto de medicinas llegará a su fin.

De hecho, desde que tomó posesión en octubre pasado, Sheinbaum Pardo ha utilizado diferentes escenarios para establecer fechas fallidas en que se resolvería tan delicado problema, que se padece en México desde que llegó al poder Andrés Manuel López Obrador.

Por lo tanto, ante la falta de soluciones sostenibles durante ya casi ocho años, esta crisis se ha constituido no sólo en una dificultad administrativa que pone en evidencia la ineptitud de las autoridades de la Cuarta Transformación (4T), sino que además se ha convertido en una amenaza directa a la salud y dignidad de millones de personas.

A pesar de tan triste realidad, en el estado de Hidalgo no hay muchas esperanzas de que las cosas cambien. Si bien el gobernador Julio Menchaca Salazar reconoce la falta de medicinas en clínicas y hospitales de la entidad, deja en claro que la solución corresponde a la federación.

En ese sentido, el mandatario aseguró que existe un compromiso de la Presidencia de la República para solucionar el desabasto de medicamentos que padecen varias entidades del país.

Y, sin importar que en cerca de tres años al frente de la administración estatal nada ha hecho para contribuir a corregir el problema, Menchaca Salazar se atreve ahora a decir que su gobierno aportará en lo posible para tratar de subsanar los faltantes de fármacos.

En un intento por justificar ese criminal desabasto, el gobernador recordó que López Obrador modificó el esquema de adquisición de insumos médicos para evitar actos de corrupción, los cuales se supone ocurrían en el pasado, pero nunca fueron comprobados y mucho menos se supo de algún detenido.

Como resultado de esas excusas y omisiones, se alerta que el desabasto podría empeorar en los próximos meses, luego de que se anuló la licitación para la compra de medicinas de 2025 y 2026.

A su vez, organizaciones civiles que apoyan a pacientes con cáncer, diabetes y otras enfermedades, denuncian que no existe evidencia de la entrega de medicamentos en hospitales, a pesar de los anuncios gubernamentales sobre abastecimiento desde octubre de 2024.

Los activistas advierten que no hay ninguna fotografía ni evidencia en papel que diga que se entregó determinado medicamento en algún hospital, situación por la que exigen al gobierno federal la instrumentación de medidas urgentes para evitar que más personas sufran las consecuencias de la escasez.

De igual forma, recomendaron revisar el modelo de compras y, de ser posible, incorporar prácticas exitosas internacionales. También pidieron fortalecer los esquemas de logística y distribución estatales; crear un observatorio nacional ciudadano de abasto con datos abiertos; digitalizar el sistema de recetas y su seguimiento en tiempo real, así como reforzar la coordinación con farmacéuticas y laboratorios.

Bajo esa premisa general, se puede concluir que durante el anterior sexenio y lo que va del presente, el abasto de medicamentos ha sido un asunto marcado por promesas incumplidas, excusas y pretextos.

Asimismo, deja al descubierto que la verdadera corrupción, la burocracia y conflictos de intereses han perpetuado una situación que afecta directamente al ciudadano, quien es el gran perdedor al tener que padecer los estragos de la desarticulación del sistema de salud pública.


juanmoreno5197@gmail.com