
Jaqueline Sagahón
Las recientes declaraciones de Israel Vallarta, quien pasó casi 20 años en prisión sin sentencia tras el caso de montaje televisivo en su contra, han reactivado el debate sobre la red de funcionarios que operaron bajo el mando de Genaro García Luna y que, hasta hoy, continúan ocupando cargos públicos en distintos niveles de gobierno. El epicentro de esta red parece tener una de sus ramas más discretas —pero activas— en el estado de Hidalgo.
Vallarta ha señalado directamente a Israel Zaragoza Rico, actual titular del C5I en la entidad, como uno de los agentes que participó en el operativo fabricado por la Agencia Federal de Investigación (AFI) el 8 de diciembre de 2005. En ese entonces, Zaragoza formaba parte de la estructura operativa de García Luna, quien encabezaba la AFI y más tarde se convertiría en secretario de Seguridad Pública federal durante el sexenio de Felipe Calderón. El mismo Zaragoza, años después, sería nombrado como director del C5I en Hidalgo.
Pero Zaragoza no es el único vínculo entre Hidalgo y el entramado federal que consolidó García Luna. También figura Salvador Cruz Neri, actual secretario de Seguridad Pública del estado, quien sirvió como mando en la extinta Policía Federal, una corporación construida precisamente bajo el modelo de seguridad implementado por García Luna. Cruz Neri ascendió dentro de esa estructura durante los años más críticos de la llamada “guerra contra el narco”, cuando se privilegió el uso de la fuerza y las tareas de inteligencia sin controles democráticos ni transparencia.

Otro nombre clave es el del exgobernador Omar Fayad Meneses. Su paso por la Secretaría de Seguridad Pública federal en los años noventa, como director general de Coordinación Interinstitucional bajo el mando de Jesús Murillo Karam, lo colocó en un entorno de trabajo que coincidía con el ascenso de García Luna en el CISEN y más tarde en la Policía Federal Preventiva (PFP). Años después, ya como senador, Fayad defendió públicamente a García Luna incluso tras las acusaciones de vínculos con el crimen organizado vertidas por testigos como Édgar Valdez Villarreal, alias “La Barbie”.
Durante su gestión como presidente municipal de Pachuca, Fayad también recibió apoyo de la Policía Federal para realizar detenciones masivas de policías locales acusados de tener nexos con el crimen organizado, particularmente con el grupo conocido como Los Zetas. Aunque muchas de esas detenciones no derivaron en sentencias, sirvieron para proyectar una imagen de “mano firme” que en retrospectiva puede vincularse con las tácticas implementadas desde el centro por García Luna.
La sentencia dictada en Estados Unidos contra Genaro García Luna —38 años de prisión por conspiración y vínculos con el narcotráfico— ha sido uno de los escándalos de mayor impacto en la historia reciente de la política mexicana. Sin embargo, sus efectos parecen no haber tocado fondo en las estructuras locales, donde muchos de sus colaboradores, operadores o aliados políticos siguen en funciones.
En Hidalgo, la permanencia de figuras como Israel Zaragoza Rico y Salvador Cruz Neri, así como el legado político de Omar Fayad, revelan que las estructuras de poder no se disuelven con las condenas. Más bien, se reacomodan, se adaptan, y a menudo encuentran continuidad en distintos gobiernos.
Lejos de una depuración integral del aparato de seguridad, lo que se observa es la supervivencia de viejos esquemas bajo nuevas siglas. PRI, PAN y ahora Morena comparten, en los hechos, un tejido institucional que ha permitido la permanencia de cuadros formados bajo lógicas autoritarias y, en algunos casos, presuntamente coludidas con intereses criminales.
Las declaraciones de Israel Vallarta no solo reabren una vieja herida judicial, sino que permiten trazar líneas directas hacia los rostros actuales de la seguridad. En una democracia, la memoria institucional debería servir para evitar que los errores —o los abusos— del pasado se repitan. Pero en Hidalgo, como en muchas partes del país, esa memoria parece haber sido sustituida por la conveniencia política y el reciclaje de figuras que ya fueron parte del problema.
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P.D. En la fotografía que acompaña este artículo, se observa a Genaro García Luna junto a Omar Fayad Meneses, exgobernador de Hidalgo, en un momento que refleja la cercanía institucional entre ambos. La imagen corresponde al periodo en que Fayad, como senador, participó en la comparecencia de García Luna ante el Senado de la República y, durante su intervención, lo calificó públicamente como “el mejor policía de México”. Una declaración que, a la luz de los hechos actuales, cobra un peso histórico revelador.