Campesinos toman la caseta del Arco Norte en Hidalgo y exigen precio justo para el maíz



Ricardo Montoya

15 de octubre de 2025

Campesinos de distintas comunidades del estado de Hidalgo tomaron este martes con sus tractores la caseta del Arco Norte 1, ubicada en la comunidad de Teocalco, municipio de Tula de Allende, para exigir un precio justo por la tonelada de maíz. Durante la protesta permitieron el libre tránsito de automovilistas sin el pago de peaje.

Los productores demandan que el precio por tonelada sea de al menos 7 mil 200 pesos, pues actualmente los acaparadores pagan entre 4mil 500 y 5 mil pesos, lo que califican como “incosteable” frente al alto costo de producción.

Además de la toma de la caseta, los manifestantes bloquearon tramos de la carretera federal México–Laredo y la vía Actopan–Tula, a la altura de la localidad de Bocamiño, municipio de Francisco I. Madero.

Julian, campesino del ejido de Chivasco, en Actopan, explicó que sembrar 10 hectáreas de maíz representa una inversión aproximada de 60 mil pesos. Solo el costal de semillas híbridas —provenientes en muchos casos de Estados Unidos y usadas para alimentar ganado— cuesta entre 6 mil y 7 mil pesos por hectárea, dependiendo de la empresa que las surte.

A este gasto se suman fumigaciones (3 000 pesos por cinco aplicaciones), riegos (mil pesos cada uno, cinco por temporada), el uso de trilladora (3 500 pesos) y el transporte al centro de acopio (mil pesos).

“Con lo que nos pagan por tonelada no nos alcanza ni para recuperar la inversión”, señaló.

La situación es aún más crítica para quienes no cuentan con tierras propias, pues deben rentar hectáreas a precios que van de 30 000 a 40 000 pesos cada una.

Julian añadió que aunque tienen la posibilidad de sembrar cultivos de invierno como haba o cebada, la Comisión Nacional del Agua no les entrega los bloques de agua necesarios, lo que limita la diversificación productiva.

Por otra parte, denunció que el centro de acopio de Segalmex en el Valle del Mezquital solo acepta hasta cinco toneladas por productor, por lo que muchos campesinos se ven obligados a malbaratar el resto a intermediarios, conocidos como “coyotes”.

“Yo siembro 10 hectáreas por temporada. La mitad de mi cosecha tengo que venderla barata a los coyotes porque el gobierno no la recibe”, relató.

Los productores también exigieron al gobierno federal frenar la importación de granos extranjeros y dar prioridad a la compra de la producción nacional. Compararon su situación con la de los agricultores estadounidenses, quienes, aseguraron, “son de los sectores más ricos en su país, mientras que aquí somos de los más empobrecidos y explotados”.

Aunque las protestas han generado congestionamientos viales en algunos puntos, los campesinos insistieron en que su lucha no es solo por ellos, sino por la soberanía alimentaria y por el alimento que llega a la mesa de millones de mexicanos.

“Lo único que pedimos es un precio digno por nuestro maíz. El campo nos da vida, trabajo y alimento; es justo que se le devuelva un poco de lo que siempre ha entregado”, expresaron los manifestantes.