
10 de noviembre de 2025
Carlos Manzo, honrando a los muertos, frente a muchas familias, fue brutalmente asesinado. Unos minutos antes cargaba a su pequeño hijo en brazos: “Mira, papi, la catrina”, le decía su hijo, que se acurrucó en el hombro de su padre. Todos los que hemos sido padre o madre sabemos la tierna y maravillosa sensación que eso produce.
Carlos Manzo, electo en 2024 por la vía independiente. Desde que inició su gestión, denunció la falta de apoyo tanto del gobierno estatal como federal para poder proteger a sus gobernados. Ponía el dedo en la llaga; con solo escucharlo, cualquiera sabía que su vida corría riesgo.
Como era de esperarse, el gobierno condenó el crimen. Dijeron que no habrá impunidad, bla, bla. Después buscarán un distractor para desviar la conversación.
¿De qué le sirve al régimen tanta concentración de poder, más los recursos que gastan sin transparencia? Solo viendo al pasado, viendo solo por el retrovisor; por eso se estrellan contra la realidad una y otra vez. Por si fuera poco, en 2026 los recursos para la seguridad pública traen una disminución del 19%.
En la mañanera presentarán un PowerPoint para “demostrar” que la derecha llenó las redes sociales de bots, de carroñeros, comentócratas y politiquería.
Hace apenas 15 días asesinaron a Bernardo Bravo, el líder limonero, que también actuó con valentía para exigir seguridad frente a la extorsión; hecho que conmovió de igual manera a la nación. El gobernador de Michoacán le dijo que, si salía de Tierra Caliente y se iba a Morelia a vivir, podría darle seguridad. En pocas palabras, en Tierra Caliente gobierna el narco. Con justa razón, la gente pide su renuncia: es un inútil.
En lo que va del gobierno de la presidenta Sheinbaum, han ejecutado a 10 alcaldes y alcaldesas en Guerrero, San Luis Potosí, Oaxaca y Michoacán; junto con ellos, a familiares, colaboradores y escoltas.
La decadencia política y social propicia que quienes podrían ser buenos gobernantes no tengan ninguna intención de participar para esos puestos, con sus honrosas excepciones.
Esto solo asegura que la delincuencia promueva a sus candidatos para esos cargos con mayor facilidad.
Los niveles de impunidad son alarmantes, sobre todo cuando la población observa que el gobierno la permite, como en el caso del huachicol fiscal y el fraude de SEGALMEX.
No queremos guerra, tampoco queremos más policías, funcionarios municipales y civiles muertos y que los delincuentes sigan en la calle matando y reclutando a nuestros jóvenes.
No debe caber en nosotros el desaliento. Después del ejemplo inspirador de Manzo y Bravo, debemos luchar.
¿La paz es posible? Sí, sí es posible. Hay ejemplos de esto: Coahuila es un estado que lo logró después de que Los Zetas tenían asolada a la población. Hoy sigue siendo un estado que tiene paz y Estado de derecho.
Carlos Manzo, electo en 2024 por la vía independiente. Desde que inició su gestión, denunció la falta de apoyo tanto del gobierno estatal como federal para poder proteger a sus gobernados. Ponía el dedo en la llaga; con solo escucharlo, cualquiera sabía que su vida corría riesgo.
Como era de esperarse, el gobierno condenó el crimen. Dijeron que no habrá impunidad, bla, bla. Después buscarán un distractor para desviar la conversación.
¿De qué le sirve al régimen tanta concentración de poder, más los recursos que gastan sin transparencia? Solo viendo al pasado, viendo solo por el retrovisor; por eso se estrellan contra la realidad una y otra vez. Por si fuera poco, en 2026 los recursos para la seguridad pública traen una disminución del 19%.
En la mañanera presentarán un PowerPoint para “demostrar” que la derecha llenó las redes sociales de bots, de carroñeros, comentócratas y politiquería.
Hace apenas 15 días asesinaron a Bernardo Bravo, el líder limonero, que también actuó con valentía para exigir seguridad frente a la extorsión; hecho que conmovió de igual manera a la nación. El gobernador de Michoacán le dijo que, si salía de Tierra Caliente y se iba a Morelia a vivir, podría darle seguridad. En pocas palabras, en Tierra Caliente gobierna el narco. Con justa razón, la gente pide su renuncia: es un inútil.
En lo que va del gobierno de la presidenta Sheinbaum, han ejecutado a 10 alcaldes y alcaldesas en Guerrero, San Luis Potosí, Oaxaca y Michoacán; junto con ellos, a familiares, colaboradores y escoltas.
La decadencia política y social propicia que quienes podrían ser buenos gobernantes no tengan ninguna intención de participar para esos puestos, con sus honrosas excepciones.
Esto solo asegura que la delincuencia promueva a sus candidatos para esos cargos con mayor facilidad.
Los niveles de impunidad son alarmantes, sobre todo cuando la población observa que el gobierno la permite, como en el caso del huachicol fiscal y el fraude de SEGALMEX.
No queremos guerra, tampoco queremos más policías, funcionarios municipales y civiles muertos y que los delincuentes sigan en la calle matando y reclutando a nuestros jóvenes.
No debe caber en nosotros el desaliento. Después del ejemplo inspirador de Manzo y Bravo, debemos luchar.
¿La paz es posible? Sí, sí es posible. Hay ejemplos de esto: Coahuila es un estado que lo logró después de que Los Zetas tenían asolada a la población. Hoy sigue siendo un estado que tiene paz y Estado de derecho.