
#Opinión | Jorge Montejo
18 de diciembre de 2025.
En el Congreso de Hidalgo decidieron que la igualdad de género no podía esperar y mucho menos dejarse al azar. Así que, con la convicción que solo da la aritmética electoral, presentaron dos iniciativas para que la próxima gubernatura sea ocupada obligatoriamente por una mujer y, de paso, que el periodo dure solo cinco años. Paridad exprés, con fecha de caducidad incluida. Un avance histórico, dicen. Un ajuste quirúrgico para dejar a otros fuera, responden.
Lo cierto es que la reforma no cayó en terreno neutral. En los pasillos del poder, donde la corrección política se guarda en el cajón y las conversaciones son más sinceras, se comenta que uno de los personajes más incómodos con las iniciativas es Natividad Castrejón, secretario de Educación Pública en Hidalgo. Hombre, aspirante y, según los rumores, profundamente contrariado. No por un súbito interés en el debate constitucional, sino porque la ley le movió el piso a un proyecto personal que llevaba tiempo caminando.
Porque si algo no se puede negar es que Castrejón ha invertido fuerte —muy fuerte— en su imagen pública, cuidadosamente diseñada para posicionarlo rumbo a la gubernatura. Entrevistas, menciones, coberturas “espontáneas” y una narrativa casi heroica que aparece, curiosamente, en los mismos espacios una y otra vez.
Así, mientras algunos periodistas juegan a la ironía controlada y a la crítica permitida, la publicidad oficial —o su versión disfrazada— sigue aceitando la maquinaria. Porque en Hidalgo, como en muchos otros estados, la libertad de prensa suele ser inversamente proporcional al tamaño del convenio.
Con la nueva iniciativa, todo ese andamiaje quedó en pausa. Y según lo que se dice en las cloacas del gobierno, el enojo no se quedó en lo privado. La versión que circula es que Castrejón ya habría buscado asesoría jurídica de alto nivel para explorar la impugnación de la reforma por inconstitucional. El nombre que aparece una y otra vez es el del paladín de la justicia José Ramón Cossío, exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y amigo también de Osorio Chong, a quien —dicen— se le habría consultado sobre la viabilidad de llevar el caso ante el máximo tribunal del país.
Mientras tanto, en Hidalgo, una vez más, la política confirma su esencia: igualdad para la foto, chayote para el aplauso y leyes que, casualmente, siempre incomodan a quien creía que el poder ya era suyo.
En el Congreso de Hidalgo decidieron que la igualdad de género no podía esperar y mucho menos dejarse al azar. Así que, con la convicción que solo da la aritmética electoral, presentaron dos iniciativas para que la próxima gubernatura sea ocupada obligatoriamente por una mujer y, de paso, que el periodo dure solo cinco años. Paridad exprés, con fecha de caducidad incluida. Un avance histórico, dicen. Un ajuste quirúrgico para dejar a otros fuera, responden.
Lo cierto es que la reforma no cayó en terreno neutral. En los pasillos del poder, donde la corrección política se guarda en el cajón y las conversaciones son más sinceras, se comenta que uno de los personajes más incómodos con las iniciativas es Natividad Castrejón, secretario de Educación Pública en Hidalgo. Hombre, aspirante y, según los rumores, profundamente contrariado. No por un súbito interés en el debate constitucional, sino porque la ley le movió el piso a un proyecto personal que llevaba tiempo caminando.
Porque si algo no se puede negar es que Castrejón ha invertido fuerte —muy fuerte— en su imagen pública, cuidadosamente diseñada para posicionarlo rumbo a la gubernatura. Entrevistas, menciones, coberturas “espontáneas” y una narrativa casi heroica que aparece, curiosamente, en los mismos espacios una y otra vez.
Así, mientras algunos periodistas juegan a la ironía controlada y a la crítica permitida, la publicidad oficial —o su versión disfrazada— sigue aceitando la maquinaria. Porque en Hidalgo, como en muchos otros estados, la libertad de prensa suele ser inversamente proporcional al tamaño del convenio.
Con la nueva iniciativa, todo ese andamiaje quedó en pausa. Y según lo que se dice en las cloacas del gobierno, el enojo no se quedó en lo privado. La versión que circula es que Castrejón ya habría buscado asesoría jurídica de alto nivel para explorar la impugnación de la reforma por inconstitucional. El nombre que aparece una y otra vez es el del paladín de la justicia José Ramón Cossío, exministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y amigo también de Osorio Chong, a quien —dicen— se le habría consultado sobre la viabilidad de llevar el caso ante el máximo tribunal del país.
Mientras tanto, en Hidalgo, una vez más, la política confirma su esencia: igualdad para la foto, chayote para el aplauso y leyes que, casualmente, siempre incomodan a quien creía que el poder ya era suyo.