
2 de diciembre de 2025
Tras la abrupta salida de Alejandro Gertz Manero —quien renunció para asumir una embajada en “un país amigo”— el Senado se movió con velocidad casi quirúrgica para preparar el relevo en la Fiscalía General de la República. La Junta de Coordinación Política (Jucopo), presidida por Adán Augusto López Hernández, de Morena, aprobó este martes la lista de 10 aspirantes que avanzarán a la siguiente fase del proceso. Entre ellos destaca un nombre que ha generado reacciones encontradas: Ernestina Godoy, la exfiscal de la Ciudad de México y exconsejera jurídica de Presidencia, quien además quedó de encargada de despacho tras la salida de Gertz.
La selección final —5 mujeres y 5 hombres— surgió de un listado original de 43 perfiles. Todos ellos cumplieron los requisitos formales para competir por el cargo más poderoso en materia de procuración de justicia del país, un puesto que durará nueve años y que marcará buena parte del sexenio de Claudia Sheinbaum. La composición de la lista, sin embargo, confirma lo que ya se intuía: Morena quiere mantener el control político de la Fiscalía.
Los diez finalistas son Luz María Zarza Delgado, Maribel Bojorges Beltrán, Sandra Luz González Mogollón, Ernestina Godoy Ramos, Mirna Lucía Grande Hernández, Luis Manuel Pérez De Acha, Alfredo Barrera Flores, Hamlet García Almaguer, David Borja Padilla y Miguel Nava Alvarado. Nombres conocidos, otros emergentes y algunos cercanos al oficialismo. El listado ya fue enviado a la presidenta Sheinbaum, quien deberá elegir una terna y regresarla al Senado. En ese momento comenzará el tramo más intenso del proceso: las comparecencias y la negociación política para alcanzar los votos necesarios.
Conviene recordar que la Jucopo había publicado apenas este lunes la lista completa de los 43 aspirantes: 6 mujeres y 37 hombres, entre ellas Olimpia Griselda Puente Pineda, y entre ellos figuras como Ricardo Peralta Saucedo, Leopoldo Burruel Huerta, Miguel Manuel Ramírez Mandujano, Arturo Altamirano González o Juan Carlos Ortiz Gausín. Una colección amplia de perfiles, algunos con trayectorias sólidas en derecho penal, otros más identificados con causas políticas, y varios prácticamente desconocidos para la opinión pública. Morena filtró el grupo, lo acotó y hoy lo envía a la cancha presidencial.
Una vez que Sheinbaum envíe la terna, el Senado tendrá 10 días para votar. Se requerirá mayoría calificada: dos terceras partes de los votos. Si la presidenta no envía la terna, el propio Senado podrá designar al fiscal desde la lista de los 10 aprobados. Es un mecanismo previsto en la Constitución, pero políticamente improbable: Sheinbaum no cederá la facultad de elegir a quien encabezará la institución encargada de investigar delitos federales, incluidos los que involucran a funcionarios.
El proceso no es menor. El nuevo titular de la FGR deberá cumplir requisitos constitucionales: ser mexicano por nacimiento, tener mínimo 35 años, contar con título profesional de derecho con al menos diez años de antigüedad y no haber sido condenado por delitos dolosos. A partir de su designación, dirigirá la Fiscalía por nueve años: un periodo que trasciende el sexenio presidencial y que puede apuntalar o trastocar la agenda de justicia de la nueva administración.
En medio del debate, la figura de Ernestina Godoy vuelve a polarizar. Para sus críticos, representa la continuidad política del lopezobradorismo en un órgano que constitucionalmente debería ser autónomo. Para los morenistas, es garantía de “transformación” y un perfil “probado”. Su presencia en el despacho desde la renuncia de Gertz envía un mensaje claro: no será una contendiente más.
El relevo en la Fiscalía llega en un contexto tenso, con cuestionamientos sobre la actuación de Gertz Manero, acusaciones de uso político de la institución y pendientes mayúsculos en materia de seguridad, procuración de justicia, combate al crimen organizado y reparación a víctimas. La elección del próximo fiscal definirá si la FGR logra recomponer su independencia o si se consolida como un brazo del poder político.
La discusión apenas comienza. El Senado prepara el terreno, la presidenta tendrá la última palabra en la terna y, al final, México observará si esta designación abre una nueva etapa de justicia o si simplemente sustituye nombres sin alterar el modelo de control que ha marcado los últimos años.