Por
Miguel Ángel Serna Ortega
Investigador
Histórico
Resultado positivo en la investigación histórica, de
los maestros triunfadores egresados de las normales rurales.
La escuela pública es producto de la orientación del
Estado educador. La historia de los modelos educativos o de la historia moderna
como tal, tiene distintos rasgos determinados por la participación del Estado a
partir de la libertad o restricción para diseñar los contenidos educativos. Uno
de esos contenidos específicos fue, en su momento, la especificidad de la
formación rural de maestros que con el avance de la modernidad, se homogenizó a
un solo patrón y formato cultural que sacrifica y violenta los contextos
rurales e indígenas de la geografía étnica de México particularmente en el
escenario social de Chiapas, con mas de nueve campos semánticos dialectales que
dificultan pensar en el éxito de la escuela rural desde su misión civilizadora
y escolarizada menté fijada desde la escuela normal que la induce.
Palabras clave: formación de maestros rurales,
maquinaria escolar, dispositivo de estado, habitus, disposiciones,
representaciones e imaginarios sociales.
Durante el gobierno del perredista Pablo Salazar
Mendiguchia, se clausura la Escuela Rural de Mactumatzá, Chiapas. Le procede la
violencia policiaca y la mas brutal represión contra una de las
instituciones formadores de docentes del
medio rural e indígena de aquella entidad, cuya gran riqueza natural está en
manos de extranjeros. El poder local integrado por caciques pueblerinos y
finqueros, llevaron a su odio a la destrucción del edificio que por décadas
cobijó a varias generaciones normalistas. Literalmente no dejaron piedra sobre
piedra. Al gobierno chiapaneco no le dio tiempo de transformarla en escuela
para guías de turistas como lo propuso hace algunos meses la Presidenta del Cen
del Snte, la gran líder actual de los maestros de todo México, la maestra Elba
Esther Gordillo.
En los días que corren, no llegan noticias de
violencia institucionalizada contra los estudiantes de la Escuela Normal Rural
“Profesor Raúl Isidro Burgos”, de Ayotzinapa, Guerrero. El gobierno de Zeferino
Torreblanca Galindo, que tiene su origen en el Partido de la Revolución
Democrática, no alcanzó a comprender la misión que por décadas ha desempeñado
esta institución educativa. De la tierra del General Don Lázaro Cárdenas del
Río, llegan escenas sobrecogedoras de violencia con gases lacrimógenos,
helicópteros y patrullas de la policía estatal y federal contra los normalistas
rurales de Tripetío, Michoacán. El cardenista Leonel Godoy Rangel que fue
gobernador perredista no encontró la formula para enfrentar el malestar de los
profesores y de los estudiantes normalistas, dejó herencia social de violencia.
El movimiento estudiantil de 1968 dejo como saldo la desaparición de catorce
escuelas normales rurales, en aquellos días, el viejo normalismo burocrático
ligado al gobierno del criminal Gustavo Díaz Ordaz, jugó un papel legitimador
contra la represión de las normales rurales, que son fruto de la revolución
mexicana que costo más de un millón de campesinos muertos. Eran los días de la
Confederación de Jóvenes Mexicanos, organismo en el que se nucleaban los
estudiantes de las escuelas normales rurales a través de la Federación de
Estudiantes Campesinos Socialistas de México y antecedente más inmediato del
Consejo Nacional de Huelga. Lucio Cabañas Barrientos, estudiante inquieto,
después maestros rural egresado de Axotzinapan y por último guerrillero
mexicano muerto, las páginas de la prensa nacional están salpicadas de sangre
juvenil, mientras muchos gobiernos tantos federales como estatales y
municipales guardaron silencio. Muchos gobernadores ante la falta de políticas
concretas para articular sus esfuerzos en materia educativa, recurren a la
represión y a la destrucción de instituciones educativas emblemáticas de
nuestra historia.
En 1922, la SEP crea la primera Escuela Normal
Regional, como se llamó, de carácter federal, fue establecida en Tacámbaro,
Michoacán. Estas escuelas fueron dirigidas por educadores como Isidro Castillo
que fue pionero en el desarrollo de una nueva forma de capacitación acorde a
las necesidades de la vida rural; le dio “una orientación inspirada en la
realidad a la que entonces se enfrentaba la escuela rural”.
La escuela rural se ha enfrentado al desdén de
algunos investigadores nacionales, los que no creen en la proeza cultural de un
grupo de hombres y mujeres que han egresado y siguen egresando de todos estos
colegios, esto no ocurre con los investigadores extranjeros como es el caso de
David L. Rabyn, quien además sostiene: en sus investigaciones sobre el
normalismo: “ A pesar del éxito de la escuela de Tacámbaro, para 1926 existían
sólo otras dos Escuelas Normales Regionales Federales. Ese año se reconoció su
importancia y la secretaría elaboro un plan para cambiarles de nombre a
Escuelas Normales Rurales. Para 1931 ya existían 16, formaban el núcleo de todo
el programa de educación rural; preparaban nuevos maestros, capacitaban al
personal impreparado que ya trabajaba, y hacía trabajo social en la región”. Que ha quedado de la Escuela Normal Rural
“Luis Villareal” del Mexe, Hidalgo. Solo ruinas que dejaron policías. El
recuerdo de esta institución está asociado al terror represivo de los gobiernos
locales, a la intolerancia de las burocracias educativas ignorantes, a la
corrupción y al interés manifiesto por destruir la escuela pública desde sus
cimientos.
Hoy en día, el manoseo político que abre la mal
llamada Alianza por la Calidad Educativa, acaba con la simulación por la
defensa del Artículo 3º Constitucional, las máscaras han empezado a caer, a
pesar de los eventos masivos que organizan los trabajadores de la educación
actual. A la distancia del tiempo, que dirían educadores como José Vasconcelos,
Moisés Sáenz, Puig Casauranc, Rafael Ramírez, Raúl Isidro Burgos, Isidro
Castillo, José Santos Valdez y tantos que se pierden en la memoria, como los
grandes políticos hidalguenses profesor Manuel Sánchez Vite y Chanito Serna
Leal, que fueron gobernadores de nuestro Estado las escuelas normales rurales
han enfrentado los desafíos de ver destruido su proyecto académico, el robo de
sus tierras, maquinaria y establos que en el caso de varias de ellas las hizo
unidades autosuficientes. Durante la segunda mitad del siglo xx, destruyeron
sus hortalizas y talleres, sus apiarios y sus talleres rurales y los servicios
asistenciales expoliados por directores ambiciosos y sin escrúpulos. La
inmoralidad y la politiquería de las normales rurales, victimas dela
injusticia.
Hoy más que
nunca el pueblo mexicano requiere de estas gloriosas instituciones educativas
de donde han egresado hombres y mujeres que han honrado con su labor docente a
nuestra hermosa tierra mexicana. Honor y gloria a todos los maestros de mi
patria, porque ser maestro es un orgullo. Respetuosamente Miguel Ángel Serna
Ortega.