Por Armando
Nieto
Twitter: @ArMaNdevil
“Un libro abierto es un cerebro que
habla; cerrado un amigo que espera; olvidado, un alma que perdona; destruido,
un corazón que llora” – proverbio hindú.
En nuestro
país es bien sabido que el habito de lectura es muy bajo, esto debido a varios
a factores dentro de los cuales podemos encontrar a que no se fomenta ni en la
familia, ni en las escuelas a pesar de que el gobierno ha lanzado campañas para
fomentar este hermoso habito por lo visto no ha tenido excito alguno, ya que la
cifra de lectura en México ha bajado.
Según La
Fundación Mexicana para el Fomento de la Lectura (FunLectura) detalla en su en
su encuesta del 2012 que los mexicanos disminuyeron las cifras de la lectura
consumida en nuestro país, ya que disminuyo la cifra en un 10% en comparación
con el año 2006 , ya que en ese año el 56% de la población leían libros,
mientras que en el 2012 solo hicieron el 46.2%, cifras que detallan que en
promedio el mexicano lee 2.94 libros al año, cuando en comparación con algunos países
europeos leen 11 libros en el mismo año, cifra que dista mucho en cuanto al
fomento de la lectura con países primermundistas. Para esta encuesta señala que
las principales causas de la falta del habito son por falta de tiempo o bien
porque no les gusta, según detalla la misma encuesta como causas principales de
la falta de lectura en México, lo que nos remite a una falta de cultura de
lectura, ya que siempre hay tiempo para leer y en cuanto al gusto por ella se
tiene que forjar desde la familia así como desde las instituciones educativas.
Otras cifras que detalla dicha encuesta es que sólo el 56% de la población tiene en su casa 1
a 10 libros que no son escolares, el 21.5% tiene e 11 a 20 y sólo el 2.7% tiene
más de 100 libros que no son de asignaturas.
Pues bien
como se ha visto a lo largo de este artículo, en nuestro país debemos fomentar
el habito de lectura, ya que al pasar de los años bien pareciera que los
índices están bajando, lo que nos habla de que cada vez menos se lee en nuestro
país, si llega hacer es por obligación y no por gusto, lo que reflejaría que
una vez terminado los estudios (cualquiera que estos sean) la lectura pasa
hasta un último término, cuando debería de ser todo lo contrario.