TODO UN ESPECTACULO

Por Pablo Fernando Ruiz Gálvez
Analista Deportivo

Rusia inauguró hoy los Juegos Olímpicos de Invierno en la ciudad de Sochi con una ceremonia clasicista en la que cautivó al mundo del deporte con pinceladas de arte, ballet, música clásica y una breve lección de historia.

"Declaro inaugurados los XXII Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi", proclamó Vladímir Putin, el presidente ruso, durante la ceremonia de apertura celebrada en el estadio Fisht, a orillas del mar Negro.

El mandatario ruso estuvo acompañado por mandatarios de medio centenar de países, como China, Ucrania o Italia, pero se echó en falta a los dirigentes de las potencias occidentales, como el presidente de EEUU, Barack Obama, o los líderes de Francia y el Reino Unido.

Mientras Londres rindió tributo en 2012 al pop y al rock, Sochi apostó por hacer un homenaje a las bellas artes, desde el Teatro Bolshói a Tchaikovski, desde las vanguardias al realismo socialista.

Los Juegos Olímpicos más caros de la historia, ya que han costado más de 50.000 millones de dólares, arrancaron este pasado viernes con el alfabeto cirílico y un pequeño problema técnico con uno de los aros olímpicos.

Una niña vestida de blanco de nombre Luba, el hilo conductor de la ceremonia, dio una lección de geografía al recorrer arrastrada por una cometa "el país más grande del mundo", desde el Océano Pacífico al Mar Báltico, desde Siberia a Europa, a través de más 10.000 kilómetros.

Seguidamente, la bandera tricolor rusa fue izada por varios cosmonautas, entre ellos Serguéi Krikaliov, el hombre que vivió desde el espacio la caída de la Unión Soviética en 1991, y Yelena Serova, la primera rusa que volará este año al espacio desde 1997.

Los organizadores de la ceremonia dieron en el clavo al idear un modo de evitar el tedio durante el maratoniano desfile de las 88 delegaciones, al amenizarlo con imágenes nocturnas de cada uno de los países participantes captadas desde el espacio.

Con la ayuda de bailarines, el espectador sintió en sus propias carnes lo que supuso para los rusos la Revolución Bolchevique, la irrupción de la ideología comunista, la industrialización, el deshielo, la Segunda Guerra Mundial y la conquista del espacio.

Después de que los espectadores contuvieran la respiración con "El Lago de los Cisnes" de Tchaikovski, le tocó el turno a la famosa soprano Anna Netrebeko, quien interpretó el himno ruso a viva voz.

El colofón de la noche lo pusieron dos leyendas del deporte soviético, el portero de hockey sobre hielo Vladislav Tretiak y la patinadora Irina Rodniná, que fueron los elegidos para encender el pebetero frente al estadio en el corazón del parque olímpico.