ESCRITORA DE LOS MARGINADOS

Entregan Premio Cervantes a Elena Poniatowska

Por Jorge Montejo
Analista Político

La escritora mexicana Elena Poniatowska recibió el pasado miércoles el Premio Cervantes de literatura 2013, máximo galardón de las letras españolas, con un discurso repleto de menciones a las mujeres, la pobreza y la inmigración.

Poniatowska, de 82 años, y que se autodefinió como una "Sancho Panza femenina", tuvo varias palabras de recuerdo para los escritores fallecidos Gabriel García Márquez y para su compatriota y también galardonado con el Cervantes, José Emilio Pacheco.

Una periodista de a pie encaramada en lo más alto de las letras en español, autora de más de 40 libros, entre los que destaca "La noche de Tlatelolco", publicada en 1971 y considerada la mejor crónica sobre un extendido movimiento estudiantil que culminó en una matanza en la Ciudad de México por parte de las fuerzas del Estado en 1968.

Vinculada con partidos de izquierdas, se dio a conocer a los 21 años en el diario "Excélsior" como autora de un nuevo periodismo que mezclaba literatura e información. En la actualidad continúa trabajando para el periódico "La Jornada".

Con voz nerviosa la escritora recordó a las tres mujeres que la precedieron. Es la cuarta en ser distinguida con este premio frente a los 35 hombres que lo han ganado, pero la primera en subir al púlpito. Ana María Matute estaba en silla de ruedas, María Zambrano no pudo asistir y Dulce María Loynaz envió a una persona para que la representara. Tres marías “zarandeadas por sus circunstancias”. Y junto a ellas nombres de mujeres que van desde Sor Juana Inés de la Cruz, pasando por Tina Modotti o Frida Kahlo, hasta las de Ciudad Juárez asesinadas. Asombro ante el silencio y lo que falta por hacer por las ellas.

Poniatowska, que también es autora de "Hasta no verte Jesús mío" o "La piel del cielo", mencionó también en su discurso a dos mujeres asesinadas en Ciudad Juárez a primeros de abril.

"Todavía hoy se mercan las tripas femeninas", afirmó.

La escritora mexicana Elena Poniatowska agradeció el Premio Cervantes con un discurso de marcado carácter social en el que tenía muy presente a los perdedores de América Latina y a esos millones de pobres cuyo silencio "es también un silencio de siglos de olvido y de marginación".

A sus 82 años, Poniatowska se consideraba "una Sancho Panza femenina", una escritora que "no puede hablar de molinos, porque ya no los hay, y en cambio lo hace de los andariegos comunes y corrientes que cargan su bolsa del mandado, su pico o su pala, duermen a la buena ventura y confían en una cronista impulsiva que retiene lo que le cuentan".

"Niños, mujeres, ancianos, presos, dolientes y estudiantes caminan al lado de esta reportera que busca, como lo pedía María Zambrano, 'ir más allá de la propia vida, estar en las otras vidas'", decía Poniatowska.

La galardonada estaba rodeada de sus tres hijos y de siete nietos, y vestida con el traje "rojo chillón y amarillo" que le regalaron las mujeres de Juchitán (Oaxaca, México), para que se lo pusiera en las ocasiones solemnes. Y la de hoy lo era.