LOS POLÍTICOS NO SIENTEN LA CRISIS ECONÓMICA

Editorial

Especialistas en economía han señalado que la crisis económica por la que atraviesa el país cada vez es más grave, por lo que que en el 2016 como ya lo ha anunciado el secretario de hacienda habrá un mayor ajuste; sin embargo, periódicos londinenses y estadounidenses como The Wall street journal, han señalado que el presidente de México fue a pedir un préstamo a la Reina de Inglaterra por miles de libras esterlinas, dejando la riqueza petrolera del país como aval. 

Hay quienes señalan que a la clase política se le hacen los “ojos de hormiga”, principalmente a los candidatos a diputados, quienes se encargan de seguir gastando gran parte del dinero, que bien podría ser utilizado para otras cosas de mayor importancia.

Los partidos, y la clase política viven de apariencias y no ven lo grave de la situación, es por ese motivo que despilfarran millones de pesos en estos tiempos de campaña, tirando a la basura el dinero en millones de spots, propaganda y televisiones para disque apoyar a la gente por el apagón analógico.

Ante la grave crisis económica desatada por varios problemas como lo son la inseguridad, la delincuencia, la falta de derechos humanos, la ausencia de independencia judicial, hay quienes se ven obligados a entrar en las largas filas de la delincuencia y por consecuencia esto provoca que la inseguridad vaya creciendo como la espuma.

Ante estos graves problemas los candidatos a diputados federales no han dado ninguna propuesta que tenga como objetivo ayudar a erradicar estos grandes problemas que están acabando con México, ya que desde el PRI nacional les han dado la indicación de que se queden callados, que no digan nada; sin embargo a los precandidatos se les están pasando los tiempos y se están quedando sin respuestas ante la sociedad.

Tanto los partidos como sus integrantes se han dado cuenta que en el país hay muchas cosas que hacer, pero antes de que se empiecen a mover las carteras electorales primero deberían acabar con la corrupción política, ese grave problema que se ha enquistado hasta la medula, causando que la ciudadanía haya dejado de creer en los políticos y por lo tanto en esas promesas vacías de siempre.