LECTURA PARA LIBERAR LA MENTE

Por Michel Ardan.

Los libros te hacen viajar a otras dimensiones, a través de la lectura podemos trasladarnos a otros lugares con la mente sin necesidad de contar con grandes cantidades de dinero o bienes materiales, por lo que para este verano recomendamos diez títulos con los que lograremos entender mejor la política, la historia y el mundo en el que vivimos.

1- Memoria de un revolucionario. Kropotkin (Editorial Crítica)

Aristócrata ruso nacido en 1842, a Kropotkin le molaba muy poco la servidumbre. Fundador del anarcocomunismo y defensor de la idea del “apoyo mutuo”, Piotr fue un brillante intelectual con notables aportaciones a la ciencia. En “Memorias de un Revolucionario” cuenta su evolución ideológica y su vida de película. Un auténtico espíritu libre y una muestra de honestidad difícilmente superable. Al príncipe Kropotkin no le gustaban los privilegios.


2- Breve historial del neoliberalismo. David Harvey (Editorial Akal)

Para David Harvey, uno de los más brillantes teóricos marxistas, el neoliberalismo no es más que una declaración de guerra de las clases adineradas, quienes habrían visto reducidas sus tasas de ganancia como consecuencia del desarrollo del Estado Social. Para Harvey, los años 1979-1981 son claves para entender el estado actual del mundo. La irrupción de Thatcher y Reagan, así como la apertura de China al capitalismo, dirigida por Den Xaoping, habrían producido una fractura marcada por la financiarización y el desarrollo tecnológico sometido a las leyes del mercado.


3- El nuevo viejo mundo. Perry Anderson (Editorial Akal)

Complejo e interesante ensayo de uno de los pensadores marxistas más importantes de las últimas décadas. Anderson se pregunta qué es la UE, ese “objeto político no identificado”(Delors), qué defectos plantea su construcción y qué deriva está tomando. Se vale de la vida interior de Alemania, Francia e Italia para poner de manifiesto que la decadencia que vivimos en nuestras sociedades, cada vez más idiotizadas, según mi criterio, se proyecta sobre la UE creando un monstruo con pies de acero y escasa preocupación por el conjunto social.


4- Esto lo cambia todo. Naomí Klein (Editorial Paidós)

De nuevo la “alterglobal” canadiense nos ofrece una crítica del capitalismo actual. Esta vez con el cambio climático como centro de la polémica. El carbón, la tinta negra con la que se escribe la historia del capitalismo, debería quedarse en el suelo si no queremos ver una catástrofe sin precedentes. Interesante el concepto de “zonas de exclusión”, es decir, puntos geográficos donde el ser humano importa poco menos que una soberana mierda. Ensayo de fácil lectura donde Naomí recoge vivencias dolorosas y esperanzas difusas.


5- Un hombre invisible. Ralph Ellison (Quaderns Crema)

Una de las cien mejores novelas de la historia según el Club de Libros de Noruega. La lucha de la raza negra contra la exclusión a través de un joven anónimo. Nos explica cómo el sistema se justifica a sí mismo y aliena a la población negra generando, en términos gramscianos, una hegemonía cultural donde pequeñas concesiones pretenden encubrir la vulneración sistematica de los derechos humanos. No existe versión actual en lengua castellana, así que sirva esta “microreseña” para provocar insatisfacción a los editores.


6- Amor y capital. Mary Gabriel (El Viejo Topo)

Libro que no he leído pero que figura como cabecera veraniega de varios jueces del orden social. En la Audiencia Nacional se ha leído y Amaya Olivas, titular del Juzgado 12 de Barcelona, me lo recomendó. Narra la vida familiar de Karl Marx, aportando documentos hasta ahora inéditos. Jueces rojos, lecturas rojas, muy a tener en cuenta, también en términos gramscianos. Más de 800 páginas para goce del “rojerío” más exigente.


7- Fahrenheit 451. Ray Bradbury (Editorial Minotauro)

Famosa distopía de Bradbury quien nos dibuja una sociedad donde cualquier libro debe ser quemado. Los libros son peligrosos, ponen en peligro la felicidad de los ciudadanos. Quienes leen deben ser represaliados. El conocimiento debe ser erradicado y las humanidades eliminadas. Es probable que en la sociedad actual no sea necesario quemar libros. Bastará con dejar que se pudran en una estantería.


8 – Cincuentas intelectuales con conciencia crítica. Juan José Tamayo (Fragmenta Editorial)

Teológo adscrito a la teología de la liberación, a Juan José Tamayo no le duelen prendas a la hora de defender a los más débiles, una auténtica “rara avis” en la Iglesia Católica. En el presente ensayo recorre el perfil de cincuenta intelectuales que, relacionados con la religión de una u otra manera, han mostrado sensibilidad hacia el concepto “justicia social”. Me encantaron los perfiles dedicados a Simone Weil, la mujer que se hizo obrera para sentir la alienación del proletario; Saramago, el ateo que siempre decía “no” a Dios, y Leónidas Proaño, sacerdote ecuatoriano luchando por la igualdad en un país arrasado por el neoliberalismo. Por sus páginas desfilan también, entre otros, Leonardo Boff, Ignacio Ellacuría o Francisco Fernández Buey.


9 – La industria del holocausto. Norman Finkelstein (Editorial Akal)

El autor, hijo de judíos presos en Auschwitz, analiza cómo el “lobby judío”, en nombre del holocausto, no ha dudado a la hora de extorsionar y chantajear a países y bancos en nombre de las víctimas del holocausto. Su tesis, los judíos son escuchados no por su condición de víctimas sino porque precisamente no son víctimas, resplandece cuando nos damos cuenta de que jamás los indios americanos o las personas de raza negra han sido compensados, los unos por el saqueo de sus tierras, los otros por la esclavitud. Dice verdades como puños y el ensayo se lee con facilidad.


10 – Todo se desmorona. Chinua Achebe (Editorial De Bolsillo)

¿Eres occidental y crees pertenecer a una cultura superior? Date un vuelto por esta novela y bájate del Olimpo de la prepotencia. Escritor candidato al Nobel, premio que no ganó por ser negro y africano, Achebe nos regala una novela excepcional donde el lector occidental acabará sorprendido por la compleja cultura del pueblo Igbo. Achebe consideraba a Joseph Conrad un racista por su novela “El Corazón de las Tinieblas”. Lo explica en “An Image of Africa”.


_______________
Fuente: La Replica