FIDEL Y CUBA


Por Roberto Longoni.

“Será que la necedad parió conmigo, la necedad de lo que hoy resulta necio, la necedad de asumir al enemigo, la necedad de vivir sin tener precio.” Silvio Rodríguez; El Necio

Julio y agosto reúnen dos de las fechas más importantes para la Revolución Cubana. El 26 de Julio se conmemora el Asalto al Cuartel Moncada que dio inicio al movimiento revolucionario cubano, con Fidel Castro a la cabeza. Después del mal logrado ataque, y de ser prisioneros durante años, Fidel y sus hombres son perdonados por una inocente amnistía que años después se sabría, había sido el peor error de Batista. El dictador subestimo la fuerza de estos hombres de convicciones, corazón e ideas. Aún hoy resuena la defensa profética de Castro ante sus jueces: “...no temo la furia del tirano miserable que arrancó la vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no importa, la historia me absolverá.” 

Esa historia que juzga con mano firme y absuelve a los justos, y que ve hoy cumplir 89 años al que desde 1959 es comandante en jefe y líder moral de la revolución. Una revolución aleccionadora, imperfecta, esperanzadora, turbia, con luz en sus entrañas, pero también con mucha oscuridad y pasos en falso. 

Es difícil enumerar todos los grandes cambios que el mundo ha sufrido desde 1959 hasta hoy. La caída del muro, el colapso de la URSS, la globalización y el neoliberalismo. Las dictaduras militares, la desigualdad, la injusticia, la especulación y le paulatina deshumanización. A todo esto se ha enfrentado Cuba, y a todo esto ha sabido hacerle frente. No siempre de la mejor manera, no siempre con las mejores soluciones, pero si siempre con su dignidad delante. Esa dignidad que los tecnócratas jamás alcanzarán a entender, porque no se cuantifica, no tiene un precio en oro o en dólares. 

Infierno comunista, país sufriente, mentira terrorista, conspiración de los jodidos. A Cuba y a Fidel poco le importan estos señalamientos imprecisos y llenos de odio. A ellos les son más vitales otras cosas, la lucha por la igualdad, la justicia social, el futuro digno del hombre y la mujer con todo lo que ello implica. El mérito cubano es invaluable: Ser una pequeña isla asechada por el imperialismo que reina a escasos metros, y seguir desafiando el sistema imperante basado en el dinero y las relaciones materiales. Para Cuba no vale eso, para Cuba desde siempre ha sido claro que otro mundo es posible, y necesario. 

Hoy mismo podíamos leer a Fidel, quien sigue exhortando al planeta entero, desde su pequeña gigante Cuba, a creer en el hombre, en el futuro y en la igualdad para todos y todas. Salud, educación, alimentación gratuita y de calidad para todos. Preceptos básicos que hoy suenan tan extraños para nuestra sociedad material y de consumo. 

89 años de Fidel, hombre íntegro y de convicciones, de lucha y principios. 56 años del inicio de una revolución necia, desafiante, humana y esperanzadora hasta hoy. Los señalamientos y las maldiciones poco importan, condenar es sencillo, entrar a la historia como lo ha hecho Fidel, ya absuelto de todo, es invaluable, irrepetible.