LA ARDIENTE (IM)PACIENCIA




Por Roberto Longoni.

Los zapatistas son impacientes, pero su impaciencia es muy paciente” Palabras más, palabras menos, esto es lo que el escritor Juan Villoro quiso resaltar en Mayo pasado, en el Caracol de Oventic, territorio libre zapatista, durante la apertura del Seminario del Pensamiento Crítico frente a la Hidra Capitalista. Claro que estamos impacientes por lograr un mundo mejor, pero esa impaciencia debe irse forjando “a fuego lento”, con constancia, rebeldía y creatividad. 

La esperanza implica espera, paciencia, implica imaginación y construcción de un futuro que quizás no veremos, pero del que nos hacemos responsables. Hace 22 años, un 1 de enero de 1994, con la historia a cuestas y con la esperanza forjada en más de 500 años de resistencia, “los armados de verdad y fuego” bajaron de las montañas y ocuparon algunas cabeceras del estado de Chiapas para mandar un mensaje al mundo entero: “¡Ya Basta!” Basta de miseria, basta de opresión, basta de no ser. 

El oficialismo estatal mostró desde el comienzo la ineptitud de siempre. “Infiltrados extranjeros; guerrilla centroamericana; expertos en violencia; terroristas oportunistas” Todas estas excusas y sin razones (las siempre sin razones de arriba) para ocultar, para no enunciar una realidad más profunda, la de que el odio, la miseria, el hambre y la injusticia eran insostenibles, la de que, en el rincón más olvidado de la patria estaba, alerta y esperando, la dignidad de México, y la portaban para recordárnosla los indígenas olvidados de nuestro país. 

Al principio la sorpresa, la reacción, la duda. El discurso de la izquierda “de siempre” dio paso a un discurso nuevo, más creativo, más real e imaginativo, menos aburrido, más alegre en medio de la tristeza. La dialéctica, la contradicción y la paradoja hechas un movimiento armado que lo que quería era ser vencido por la sociedad civil. Morir para vivir, taparse el rostro para ser vistos. Un ejército con armas que aspiran a ser inútiles, inservibles, a dar paso a un nuevo México de paz, justicia y dignidad. 

A principios de este año 2016, el Subcomandante Moisés declaró en el Caracol de Oventic: 

“En nuestras comunidades tal vez no hay casa de cemento, ni televisiones digitales ni camiones último modelo, pero nuestra gente sabe trabajar la tierra. Lo que se pone en su mesa, la ropa que las viste, la medicina que las alivia, el saber que se aprende, la vida que transcurre es SUYA, producto de su trabajo y de su saber. No es regalo de nadie.” La autonomía y el cuestionamiento de siempre; ¿Qué quieren los zapatistas?; ¿Tomar el poder?: “Puff, se ríe el Sup Marcos, apenas algo un poquito más complejo, un mundo nuevo donde quepan muchos mundos.” 

“…ya somos lo que somos. Somos el Ejército Zapatista de Liberación Nacional. Somos aunque no nos nombren. Somos aunque con silencios y calumnias nos olviden. Somos aunque no nos miren. Somos en el paso, en el camino, en el origen, en el destino”.

22 años ya de que nos despertara el fuego ardiente de la (im)paciencia y la esperanza zapatista. Más de 500 años de resistencias. Más de miles de voces y razones para seguir creyendo y luchando por esos otros mundos posibles, y necesarios.