No solo de reformas viven los mexicanos.
Por Jorge Montejo.
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, realizó este lunes la promulgación de las Leyes del Sistema Nacional Anticorrupción, donde firmó el decreto mediante el cual se promulga un paquete de normas, entre ellas la Ley de Responsabilidades Administrativas, conocida como Ley3de3.
Durante el acto, el presidente Enrique Peña Nieto pidió una disculpa por la compra de la llamada Casa Blanca, caso que dijo causó indignación entre los mexicanos.
“En carne propia sentí la irritación de los mexicanos, la entiendo perfectamente. Por eso, con toda humildad, les pido perdón. Les reitero mi sincera y profunda disculpa por el agravio y la indignación que les causé”, dijo Peña Nieto durante la promulgación de las leyes que conforman el Sistema Nacional Anticorrupción.
“Y en esto reconozco que cometí un error. No obstante que me conduje conforme a ley, este error afectó a mi familia, lastimó la investidura presidencial y dañó la confianza en el gobierno”.
Aseguró que para recuperar la confianza ciudadana, “todos tenemos que ser autocríticos, tenemos que vernos en el espejo. Empezando por el propio Presidente de la República”.
Sin embargo, las nuevas leyes del sistema nacional anticorrupción podrán ser una maravilla para el gobierno y los medios oficiales de comunicación, pero no solucionarán nada, son una contradicción en si mismas, una solución mediática, ya que las personas que aplicarán esas normas serán los mismos políticos corruptos de siempre que viven bajo el cobijo del PRI.
Conforme a lo anterior, es importante concluir que los problemas de México no se van a solucionar mágicamente reformando la Constitución o creando infinidad de nuevas leyes emanadas de una tecnocracia superficial. La solución se encuentra en la aplicación correcta de las normas que ya tenemos, a través de servidores públicos capacitados y éticos, por lo que el Sistema Nacional Anticorrupción de Peña Nieto ha nacido muerto desde un inicio, todos sabemos en que acabará este cuento donde políticos juzgan a políticos como lo hizo Virgilio Andrade con la Casa Blanca.
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