LOS "ALEJOS" DE PEÑA.


Por Gladys F. Pérez.
Twitter: glaperezm

Hace poco más de un año tuve la oportunidad de escuchar del consultor político Alfredo Dávalos, el término “alejo”. Y es que en una clase, nos compartió este concepto de su ingeniosa creación: “los alejos”. Que son estos personajes que siempre logran aparecer en las campañas políticas y en los gobiernos, y son “aquellos que con sus consejos vuelven a los políticos más pendejos”.

Dos son las características principales de los alejos:

1. Terminan siempre por decirle al político lo que quiere oír, le “retocan” la realidad.

2. Terminan dañando la imagen del político, porque sus consejos tienden a ser improvisados, de su “buen juicio”, sin diagnósticos o estudios que respalden su intuición.

Hoy sobran los analistas, periodistas y políticos que han condenado tajantemente la decisión del Presidente al prestarse para ser “utilizado” con fines proselitistas por el mayor enemigo actual de México, Donald Trump. Han visto su visita a Los Pinos como un pisoteo a la dignidad de todo un país, a la dignidad de los migrantes que habitan en Estados Unidos y que hoy son víctimas del odio que ha despertado la campaña xenófoba de este demagogo Republicano.

Algunos lo han calificado como “traidor”, otros como un “estúpido” que lo arriesgó todo con la nula posibilidad de ganar algo. Y no es de sorprenderse que haya crecido el ánimo ciudadano en pedir su dimisión del cargo. Una decisión de tales dimensiones, incomprensible por la mayoría de los medios nacionales e internacionales, y por la mayoría de los mexicanos tiene su razón de ser en los alejos que rodean a Peña.

Que si fue Videgaray el que le aconsejó traer a Trump, que si fue el Jefe de Asesores, que si fue el portavoz… El hecho es que hubo una decisión tan mal planificada, tan carente de todo sentido común, con el máximo desapego a una estrategia política y comunicativa, que lo que queda claro es que solo pudo provenir de uno de los más afianzados alejos del Presidente.

Es sin duda un mal negocio tener a un alejo en el equipo. Generalmente son allegados que cuentan con toda la confianza del político, aquellos que siempre van a ver por su “bien” y bajo esta premisa se dan el lujo de desinformar al político, de presentarle información escueta, retocada o a modo para engañarlo y manipularlo a su antojo.

Otro tipo de alejos, son aquellos que se disfrazan de gurús. Los omniscientes de la política. Son aquellos ejemplares únicos por los que hay que pagar miles de pesos, dólares o euros, para que vengan a resolver con su varita mágica de inteligencia ancestral, los temas sociales y políticos más complejos y arraigados de un país.

Sin embargo la realidad es otra. En México como en cualquier otro país, las decisiones gubernamentales deberían ser propuestas por un equipo interdisciplinario, técnico, guiado por consultores profesionales, de preferencia, externos al grupo más cercano del político para contrastar opiniones sesgadas. Un equipo que más allá de operar con miras a la siguiente elección, se plantee una estrategia realista, que parta de un diagnóstico certero y que contemple el ánimo social y sus necesidades más apremiantes.

No cabe duda que Peña está rodeado de alejos, basta ver su tardía respuesta en casi todas las crisis, sus respuestas improvisadas, sus desatinos políticos, la brecha comunicacional que ha acentuado con la sociedad, etcétera.

Aquí está el reto, los políticos deben de dejar de rodearse de sus compadres y amigos, y no lo digo solo por Peña, este fenómeno se repite en todos los niveles de gobierno. Si usted es político, o aspira a serlo, no permita que sus amigos y compadres le aconsejen sobre cómo dirigir a un país. Si no son profesionales, objetivos y experimentados en el área de la consultoría política, pero además, comprenden los fenómenos políticos más complejos de su nación desde su área de expertise, aléjelos o lo van a hundir.

Con su 23% de aprobación, Enrique Peña Nieto debió haberse dado cuenta de que quienes lo rodean sólo lo están perjudicando. De que sus allegados no son políticos sino polítiqueros. No se ha dado cuenta de que está tomando consejos de relaciones exteriores de miembros que operan en otras Secretarías, no se está dando cuenta de que carece de una estrategia sólida para concluir su gobierno con la cabeza en alto, no por su imagen, sino por el bienestar de los mexicanos. Pero lo más triste de todo es que no se está dando cuenta de su realidad, porque no la ve con claridad. Pues sigue escuchando a quiénes desde un principio, no debieron asesorarlo.

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Fuente: Literia.