AMLO, LAMENTAMOS INFORMARTE QUE SU VUELO SE HA RETRASADO.


Por Álvaro López.
Director de la Plataforma 
El Ferebro Habla.  

Al Presidente Electo López Obrador se le ve llegando al aeropuerto con su maleta para abordar el vuelo de la aerolínea Vivaaerobus, platica con los otros usuarios que van en el “camioncito” que te traslada de la terminal hacia el avión. En su andar no hay lujos, el tabasqueño se traslada como una persona común y corriente. Sus seguidores aplauden, sus detractores insisten en que es un acto demagogia para darse baños de pueblo. 

En lo particular, yo no creo que se trate de un acto de demagogia. Si en algo López Obrador es congruente, es en su idea de que el servicio público no debería servir para enriquecerse. Esto mismo explica su política de austeridad y la forma en que él se ha conducido cuando ha estado en el poder (otra cosa es que eso sea insuficiente para evitar que “los otros” no se comporten de la misma manera).

Su postura es de aplaudir, sobre todo porque rompe con una visión de gobierno oneroso y despilfarrador como el de Peña Nieto. Incluso los libertarios y todos aquellos que creen en un Estado mínimo deberían aplaudir el hecho de que algún político busque poner límites al gasto corriente y a los sueldos onerosos.

Hasta aquí todo bien.

Pero luego viene un problema muy serio que López Obrador ignora. Un mandatario no puede comportarse como cualquier ciudadano por el simple hecho de que estará a cargo de un país, ni más ni menos. Muchos de los equilibrios (que mal que bien y deficientes pero existen) dependen de la integridad del Presidente de la República. Si el presidente fuera asesinado, la situación no sería tan fácil como para nada más pensar en un reemplazo y ya; mucho menos en un país como México que está infestado por organismos como cárteles de la droga y similares. Solo basta recordar cuántos secretarios de Gobernación murieron en el sexenio de Felipe Calderón.

Luego viene otro problema: la eficiencia. López Obrador quiere volar por aerolíneas comerciales porque le parece un exceso usar un avión privado cuya compra implicó un alto costo. Pero un presidente que está gobernando un país se tiene que preocupar por ser muy eficiente en su trabajo, y eso implica tener una logística que le permita desplazarse de un punto a otro con la mayor facilidad. Es dudoso que lo pueda hacer con las aerolíneas comerciales que siempre están sujetas a retrasos (todos los que nos trasladamos en avión sabemos lo que es eso). 

López Obrador no puede darse el lujo de pasearse como un ciudadano común y corriente y no tener un equipo de seguridad que esté cuidando su integridad en todo momento, tampoco puede sacrificar la eficiencia para adaptarla a su modo de vida. Está muy bien que no quiera comportarse de forma ostentosa, eso es de aplaudirse y reconocerse, pero los mexicanos también necesitamos un presidente cuya integridad física y personal esté protegida y que pueda desempeñar su trabajo de la mejor forma. 

Algunos de los que López Obrador considera lujos no lo son, son herramientas de trabajo que requiere la Presidencia de la República. Lo que México requiere es un gobierno que funcione y que haga su tarea de la mejor forma en beneficio de sus gobernados.

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El Cerebro Habla.