MORENA Y LAS MISMAS MAÑAS DEL PRI.


Por Álvaro López.

Hasta hace poco, tanto la opinión pública, la izquierda, la derecha, y cualquier cosa que no fuera el PRI, criticaba con vehemencia el acarreo de personas al que el Partido Revolucionario Institucional estaba acostumbrado. Un acto, que no está por demás decirlo, es inmoral e inhumano, como la compra de conciencias y su uso para fines políticos, fue un gran recurso operativo que no solo llevó a Peña al poder sino que le ayudó a mantenerse en él. Ahí donde estaba Peña siempre estaban los acarreados gritando consignas a favor de su “presidente transformador”.

Algunos nos juraron que con López Obrador la historia sería diferente, que lo que había ahí eran solamente voluntarios que creían en el proyecto. Una de las primeras manifestaciones de que la historia con la Cuarta Transformación no sería diferente la vi con mis propios ojos cuando Andrés Manuel López Obrador vino a Tulancingo a dar un discurso en el cual de pudieron ver decenas de autobuses de acarreados traídos de otros lugares.



El recurso del uso de las voluntades no es algo de lo que haya rehuido López Obrador, más bien parece haberlo potencializado porque AMLO, al igual que el PRI, así entiende la política. Contradiciendo la frase de Tom Peters, AMLO no busca crear nuevos líderes sino seguidores.

Pero, a diferencia del PRI, cuyos acarreados se limitaban a gritar consignas a favor del gobierno entrante a cambio de una torta, un Frutsi o dinero y a votar por su partido esperando que les dieran recursos o despensas, MORENA parece buscar más bien generar un ambiente de encono para polarizar la política, para hacer una distinción entre “nosotros” y “ellos”. Eso parece explicar por qué se ha convertido en un patrón que todos los gobernadores (excepto, claro, los de MORENA) hayan sido abucheados y hayan recibido gritos y consignas descalificadoras.

Los más fervientes simpatizantes de López Obrador afirman que no hay estrategia detrás, que eso es perfectamente entendible en un contexto en el cual el presidente ostenta aproximadamente el 70% de aprobación, porcentaje superior a la de cualquier gobernador. Yo discrepo rotundamente con esa tesis porque, para empezar, el porcentaje de aprobación entre los distintos gobernadores es muy variable (unos tienen números bastante aceptables y otros no) la reacción en los siguientes casos ha sido bastante similar, los gritos y las consignas son bastante parecidas, y ya son varios gobernadores (Javier Corral de Chihuahua o José Ignacio Peralta de Colima) los que han denunciado que existe una consigna.



Si bien en algunos casos, López Obrador, quien ha estado presente en esos mítines, pidió a los suyos que se calmaran, en otros casos, como los abucheos que recibió José Ignacio Peralta en Manzanillo y que denunció en frente del Presidente de México que había una consigna, López Obrador se quedó sentado con una sonrisa incómoda viendo el espectáculo.

Esto preocupa porque AMLO no solo está echando mano de uno de los vicios más desagradables e inmorales del PRI como es el uso de conciencias para su beneficio político, sino que los está utilizando para generar encono, división y para desacreditar a sus adversarios.

Esto preocupa porque esta práctica es, a todas luces, autoritaria y antidemocrática, ya que busca, a través del descrédito, ridiculizar y minimizar a la oposición. Y lo más preocupante es que esto se suma a la actitud de algunos de sus seguidores en redes sociales que no tienen disposición alguna a debatir y buscan desacreditar, ridiculizar y hasta humillar a quien piensa diferente.

¿Cómo puede hablarse de una cuarta transformación que hecha mano de muchos de los vicios del pasado? ¿Por qué varios de quienes vieron en AMLO una antítesis a la corrupción y al uso de conciencias del PRI callan? ¿Por qué no hay una crítica sistemática a estas acciones como sí las hubo el sexenio pasado? Son preguntas incómodas pero que deben hacerse, y son necesarias para evitar que la displicencia de la gente alimente impulsos autoritarios que solo dividen a la sociedad.

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El Cerebro Habla.