La Cámara de Diputados de México ha aprobado una reforma constitucional que prohíbe el cultivo de maíz transgénico en el país. Con 382 votos a favor y 88 en contra, la iniciativa, impulsada por la presidenta Claudia Sheinbaum, busca proteger las variedades nativas de maíz, la biodiversidad y la soberanía alimentaria. El dictamen establece que el maíz nativo es un "elemento de identidad nacional" y que su cultivo debe estar libre de modificaciones genéticas que superen las barreras naturales de reproducción o recombinación, como las técnicas transgénicas.
La reforma también señala que cualquier otro uso del maíz genéticamente modificado deberá ser evaluado conforme a las disposiciones legales vigentes, asegurando que no represente amenazas para la bioseguridad, la salud pública o el patrimonio biocultural de México. Además, se enfatiza la promoción de prácticas de cultivo tradicionales con semillas nativas y la investigación científica para fortalecer la agrobiodiversidad.
Esta decisión legislativa se produce tras un fallo adverso para México en el marco del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC). En diciembre de 2024, un panel determinó que las restricciones mexicanas a la importación de maíz transgénico carecían de fundamento científico, obligando al país a levantar dichas prohibiciones para evitar sanciones comerciales.
La reforma ahora será enviada al Senado para su análisis y eventual ratificación. De ser aprobada, México reforzará su posición en la protección de sus cultivos tradicionales frente a las prácticas agrícolas modernas que incluyen organismos genéticamente modificados.
Sin embargo, esta medida ha generado críticas por parte de algunos sectores. Legisladores del Partido Acción Nacional (PAN) argumentan que la reforma carece de bases técnicas y se sustenta en ideologías, lo que podría derivar en complicaciones económicas e inflacionarias, afectando los precios de productos básicos.
La controversia en torno al maíz transgénico en México refleja la compleja intersección entre comercio internacional, soberanía alimentaria y conservación de la biodiversidad. Mientras el país busca proteger sus variedades nativas y prácticas agrícolas tradicionales, también enfrenta desafíos en sus relaciones comerciales, especialmente con Estados Unidos, principal proveedor de maíz transgénico a México.