La CTM rompe con el PRI y busca entrar a Morena



Alonso Quijano 

Después de 89 años de alianza con el PRI, la Confederación de Trabajadores de México (CTM) ha decidido cambiar de piel y acercarse a Morena, dejando atrás al partido que la cobijó desde su fundación en tiempos de Lázaro Cárdenas. Este movimiento marca el fin de una era en la política sindical mexicana y deja en evidencia el pragmatismo de las élites sindicales, que saben adaptarse a los vientos del poder.

El 89 aniversario de la CTM fue el escenario perfecto para oficializar esta transición. La presencia del secretario del Trabajo, Marath Bolaños, y del subsecretario de Gobernación, César Yáñez, no fue una simple cortesía: fue un mensaje contundente de que el gobierno de la 4T está dispuesto a respaldar a la CTM como la central obrera más influyente del país. Pero lo más revelador no fue su asistencia, sino el tono con el que Bolaños elogió a la CTM y a su líder, Carlos Aceves del Olmo, dejando en claro que la relación con el viejo PRI ha quedado atrás.

Más aún, el mensaje llevaba una advertencia implícita para Pedro Haces, líder de la Confederación Autónoma de Trabajadores y Empleados de México (CATEM), quien había intentado posicionar su organización como la nueva fuerza sindical aliada de la 4T. La frase “Te lo digo Carlos, para que lo entiendas Pedro” dejó claro que el gobierno no le garantiza a Haces el respaldo para seguir sumando sindicatos y que la CTM sigue siendo la que lleva la batuta en el sindicalismo oficialista.

Este viraje de la CTM no es una sorpresa para quienes conocen la historia del sindicalismo en México. Durante décadas, la central obrera ha sabido mantenerse cerca del poder, garantizando estabilidad a cambio de privilegios y control sobre los trabajadores. Ahora, con Morena en el gobierno, el movimiento era inevitable. La pregunta es: ¿este acercamiento es un cambio genuino o simplemente una estrategia de supervivencia?

Lo cierto es que, en tiempos de transformación, la CTM ha decidido pintarse de guinda. Pero más allá del color, lo que realmente importa es si este cambio traerá beneficios reales para los trabajadores o si, como tantas veces antes, será solo una nueva cara para el mismo viejo sistema.