
María Gil
Jaime González Durán, alias El Hummer, exlíder de Los Zetas, se ha declarado culpable en Estados Unidos por conspiración para fabricar y distribuir grandes cantidades de cocaína y mariguana. Su testimonio no solo confirma el alcance del narcotráfico que encabezó, sino también la estructura de corrupción y violencia extrema que caracterizó a esta organización criminal.
Desde su origen, El Hummer no fue un delincuente común. Se enlistó en el Ejército Mexicano, pero más tarde desertó para unirse a Los Zetas, el grupo paramilitar que nació como el brazo armado del Cártel del Golfo y que luego se convirtió en una de las organizaciones más sanguinarias del crimen organizado en México. Su formación militar, adquirida en unidades de élite, le permitió operar con precisión en el tráfico de drogas, la violencia extrema y el manejo de armamento especializado, un sello distintivo de Los Zetas.
Durante su tiempo en la cúpula del cártel, González Durán supervisó operaciones de narcotráfico a gran escala, asegurando que los cargamentos de drogas llegaran a su destino mediante una red de corrupción que incluía sobornos a agentes de seguridad. Además, mantenía depósitos de armas, explosivos y municiones, con los cuales aseguraba su dominio sobre las plazas de distribución y castigaba a sus enemigos. Su historial delictivo también lo vincula con crímenes de alto impacto, entre ellos, la orden para asesinar al cantante Valentín Elizalde en noviembre de 2006.
El homicidio de Elizalde, conocido como El Gallo de Oro, es uno de los casos más emblemáticos de la narcopolítica en México. La camioneta en la que viajaba el cantante fue emboscada y atacada con armas de alto calibre, dejando en el lugar más de 70 casquillos. La orden, según revelaron las investigaciones, provino de El Hummer, quien consideró que la canción A mis enemigos era una afrenta contra Los Zetas, al interpretar que estaba dedicada a su entonces rival, Joaquín El Chapo Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa.
Raúl Hernández Barrón, un sicario de Los Zetas detenido por la Marina mexicana, confirmó que el asesinato de Elizalde fue una decisión tomada directamente por González Durán. Este episodio marcó la escalada del control territorial del cártel, que utilizaba el terror como estrategia para consolidar su dominio.
La caída de El Hummer y su reciente declaración de culpabilidad en EE.UU. evidencian la conexión entre el narcotráfico mexicano y la corrupción en ambos lados de la frontera. Su testimonio podría revelar más detalles sobre la estructura operativa de Los Zetas y la red de funcionarios y agentes que facilitaban sus operaciones.
Si bien su arresto en 2008 y su posterior extradición marcaron un golpe a la cúpula de Los Zetas, la violencia que dejó a su paso sigue presente en el país. Su caso es un recordatorio de cómo el crimen organizado ha permeado todos los niveles del sistema y de cómo la impunidad permitió que personajes como él operaran con total libertad durante años. Ahora, su destino en el sistema de justicia estadounidense podría traer consigo más revelaciones sobre los tentáculos del narcotráfico en México.